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Árbol

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El árbol es una planta que se caracteriza por un tallo principal leñoso y que generalmente se ramifica formando una copa.

El ÁRBOL

El árbol es una planta que se caracteriza por un tallo principal leñoso y que generalmente se ramifica formando una copa.

Se distinguen en él tres partes principales: las raíces, el tronco (tallo erguido y leñoso) y la copa (formada por la ramificación del tronco). En las ramas aparecen brotes en forma de botones escamosos de los cuales se forman las hojas. Por lo general, los árboles son las plantas que en su madurez alcanzan mayor altura.

Los árboles son plantas con semillas; éstas pueden ser: gimnospermas (con piñas o conos) y angiospermas (plantas con flor) que se subdividen en monocotiledóneas y dicotiledóneas según la estructura de la semilla.

Los árboles se diferencian de los arbustos en que generalmente desarrollan un único tallo principal o tronco, y de las hierbas porque el tallo está formado casi en su totalidad por tejido leñoso.

Los árboles más pequeños forman a veces varios tallos similares a los arbustos, pero casi todas las especies grandes adoptan el biotipo de árbol. Los más pequeños pueden medir en la madurez poco más de 4,5 m de altura y sólo 15 cm de perímetro del tronco; en cambio, las especies más grandes superan los 110 m de altura y los 6 m de diámetro en el tronco.

Sus usos Los árboles y sus productos tienen enorme importancia para la humanidad. En la industria se los cultiva para obtener madera; ésta se emplea en construcción, fabricación de muebles, puertas y ventanas, artesanías, etc.

También se los utiliza como fuente de productos alimenticios. Se aprovechan sus frutos y en muchos casos hasta sus hojas y corteza sirven para infusiones, alimentos y productos medicinales. También se los aprovecha para controlar la erosión.

Muchos árboles se emplean como ornamentación en parques, avenidas, bulevares y jardines. Son muchos los usos que podemos dar a los árboles.

Pero su mayor importancia radica en la producción del oxígeno que necesitamos para vivir; sin ellos, la vida en nuestro planeta sería muy escasa o nula.

NECESIDAD DE CLIMA Y SUELO
En aquellos lugares donde haya suficiente agua en el suelo durante la mayor parte del año, los árboles crecerán sin problema. En desiertos o en zonas donde la capa de agua es sólo superficial y baste para mantener una vegetación de pradera, es muy difícil que crezcan los árboles; en estos puntos, sólo crecen en condiciones de cultivo bien controladas, en oasis y a lo largo de las orillas de ríos y arroyos.

Además, los árboles que bordean desiertos y praderas suelen estar deformados o son de escasa altura. En condiciones óptimas, los árboles crecen en extensas formaciones vegetales llamadas bosques.

Las necesidades climatológicas y de suelo de los árboles varían de unas especies a otras. Casi todas cubren grandes extensiones de las que sólo una pequeña proporción permite el crecimiento óptimo de la planta. La especie arbórea más común en una zona determinada se llama “dominante”.

El Trópico de Cáncer, que atraviesa México, determina una franja de transición climática entre la zona templada del norte y la tropical del sur. Dicha franja junto con una compleja estructura geológica y un régimen de lluvias particular, produce una diversidad muy notable, que se hace patente porque no existen las grandes agrupaciones de una sola especie, sino que varias especies comparten incluso pequeñas superficies de terreno.

SU CICLO VITAL
Los árboles experimentan fenómenos fisiológicos comunes a todas las plantas superiores. Ya que su estructura es similar en esencia, muchos de estos fenómenos ocurren de la misma forma en todos ellos.

En la madurez, el tallo del árbol suele estar formado por varias capas de células por la parte exterior: cambium suberoso, algunas capas de floema aplastado, otras de floema funcional, el cambium y numerosas capas de xilema.

Éstas constituyen, por lo general, más del 95% del diámetro del eje; en conjunto reciben el nombre de madera o leño, mientras que las capas externas se llaman corteza. El cambium suberoso divide la corteza en exterior e interior.

La madera que se forma cada año adopta la forma de anillo anual o de crecimiento. La anchura de cada anillo se ve afectada por el clima y otras variables; por ello, la arqueología ha podido basarse en el estudio de estos anillos para estimar las condiciones climáticas y las variaciones del medio ambiente en épocas pasadas.

Partiendo de árboles de edad conocida y comparando sus anillos con los de ejemplares de edad desconocida, los arqueólogos han elaborado una cronología que se remonta a unos 4.000 años atrás. Los anillos anuales más antiguos, de color más oscuro, casi nunca son funcionales y reciben en conjunto el nombre de duramen; los más jóvenes, de tonalidad más clara, transportan savia y constituyen la albura.

CLASIFICACIÓN
Dos categorías generales:
– Árboles de hoja perenne o perennifolios:
Mantienen las hojas durante todo el año; estos árboles pierden hojas viejas y forman hojas nuevas en forma continua.

Hay dos tipos básicos de hoja perenne:
1) La acicular o aguja, tipificada por la hoja rígida, delgada o escamosa y resinosa de casi todas las coníferas.
2) La hoja ancha de las angiospermas es común sobre todo en regiones tropicales, pero con algunos representantes en zonas templadas.

– Árboles de hoja caduca o caducifolios: Pierden todo el follaje una vez al año cuando se acerca el invierno y todos ellos poseen hojas anchas.

20 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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