El papel está formado por componentes que se vuelven amarillos con el tiempo, al menos, cuando están expuestos al oxígeno.
La mayoría del papel está hecho de madera, la cual está compuesta de celulosa y un componente natural llamado lignina que da su rigidez a las paredes celulares de las plantas y hace que, la madera, también lo sea.
La celulosa es una sustancia incolora, muy buena para reflejar la luz, lo que significa que la percibimos como blanca. Esta es la razón por la que el papel es, generalmente, blanco.
El gran cambio sucede cuando la lignina se expone a la luz y el aire, lo que hace que su estructura molecular, que es susceptible a la oxidación, crea unas moléculas llamadas cromóforos, de color amarillo o marrón.
La única forma de evitar que el paso del tiempo perjudique las páginas de un libro o diario es mantenerlas lejos del oxígeno, sustituyéndolo por nitrógeno, argón u otro gas inerte, así como de la luz, ya que esta acelera el proceso de oxidación.