Tras poner uno o dos huevos, según la especie, ambos padres se turnan para sostener los huevos entre sus patas para calentarlos como si de un nido se tratara. La excepción es la del pingüino emperador, cuya hembra deposita el huevo en los pies del macho para mantenerlo caliente, mientras ella sale y caza durante varias semanas. Una vez que emergen los polluelos -algo que puede tardar hasta 3 días-, padre y madre se turnarán para alimentar a sus crías con comida.