La población del planeta enfrenta una nueva pérdida: la biodiversidad, es decir, no sólo la gran riqueza de especies...
BIODIVERSIDAD
¿La estamos destruyendo?
¿Sabía que la diversidad actual de las variedades de manzanas que comemos a diario es mucho menor que la de cien años atrás?
Entre 1804 y 1905 se cultivaban en muchos países 7.098 clases de manzanas, de las cuales 6.121, es decir, el 86%, ya se han extinguido.
La población del planeta enfrenta una nueva pérdida: la biodiversidad, es decir, no sólo la gran riqueza de especies, sino la multitud de variedades con las que cuenta cada una de ellas. Pese a que la función de la biodiversidad es aún objeto de debate, muchos expertos medioambientales concuerdan en que es esencial para la vida en la Tierra. Dicen que es vital, tanto para las plantas destinadas a alimento como para las que crecen silvestres en bosques, selvas y pastizales. Es que con ello se asegura el equilibrio dentro de cada ecosistema. Además, la diversidad es fundamental dentro de las propias especies.
Por ejemplo, contar con distintas clases de granos de arroz posibilita que algunos desarrollen resistencia a las plagas comunes.
A principios del siglo XX había más de cien mil tipos de arroz en Asia, de los que treinta mil se encontraban sólo en la India; pero en la actualidad, el 75% de la producción arrocera de este país comprende solamente diez variedades.
En la década de 1840 el alimento básico para Irlanda lo constituía la papa, especialmente la variedad más cultivada: la lumper, que fue afectada por un hongo que devastó las cosechas, llevando a muchos a pasar hambre.
En Sudamérica, los agricultores andinos cultivaban muchas clases de papa, pero sólo unas cuantas sufrieron los efectos del hongo, por lo que no hubo epidemia.
La extinción de las plantas afecta a las cosechas alimentarias al menos de dos formas: primero, destruyendo los parientes silvestres de las especies cultivadas, con lo que se pierde una fuente potencial de genes para futura reproducción, y segundo, reduciendo el número de variedades dentro de tales especies. Alrededor del 25% de los medicamentos comercializados se obtienen de la flora mundial y no dejan de descubrirse nuevas plantas medicinales. Sin embargo, éstas también se extinguen constantemente.
ALERTA ROJO
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales, de las 18.000 especies vegetales y animales investigadas, más de 11.000 se hallan en peligro de extinción. En varios lugares del planeta se han talado grandes franjas de bosque para destinarlas a plantaciones, lo que produjo que un gran número de especies estén al borde de la desaparición o que ya se hayan extinguido a una velocidad catastrófica.
LA REVOLUCIÓN VERDE
Las enormes campañas que lanzaron los gobiernos y las empresas en los países propensos al hambre, persuadieron a los agricultores a reemplazar sus variadas siembras por plantaciones uniformes muy productivas, particularmente de arroz y trigo. Esos granos “milagrosos” se acogieron como la panacea del hambre mundial. Pero las semillas no eran baratas: el precio era casi el triple de lo habitual.
Además, la producción dependía mucho de compuestos químicos, como los fertilizantes. Las subvenciones gubernamentales permitieron el despegue de la revolución verde.
La homogeneidad de los cultivos no tardó en popularizarse a escala mundial, pero el empleo intensivo de fertilizantes estimuló el crecimiento de mala hierba, y los pesticidas que exterminaron las plagas también acabaron con insectos beneficiosos.
Lo que en primer momento causó grandes beneficios pasó a tener efectos posteriores muy peligrosos.
LA REVOLUCIÓN GENÉTICA
El estudio de los genes ha dado paso a una nueva industria lucrativa: la biotecnología. Como su nombre lo indica, se conjugan la biología y la tecnología moderna mediante técnicas como la ingeniería genética. Ciertas empresas biotecnológicas especializadas en el sector agrícola trabajan febrilmente a fin de patentar simientes de alto rendimiento, resistentes a las plagas, sequías y heladas, y que requieran menos productos químicos peligrosos.
Aunque alcanzar estos objetivos sería muy beneficioso, hay quienes se muestran preocupados por la existencia de cultivos manipulados genéticamente.
La ingeniería genética consiste usualmente en tomar genes de una especie e introducirlos en otra a fin de transmitir la característica deseada. En la actualidad es posible utilizar genes de bacterias, virus, insectos, mamíferos e incluso de seres humanos para modificar ciertas plantas. Por otro lado, la manipulación biológica en el campo genético es una mina de oro aún por explotar. Mientras tanto, la extinción de plantas sigue imparable. Algunos gobiernos e instituciones privadas han formado bancos de semillas a fin de evitar el desastre.
¿Permitirán éstos que las futuras generaciones dispongan de una gran variedad de semillas para cultivo?
Sin duda alguna la mejor manera de evitar la extinción es proteger los hábitats locales y volver a fomentar la biodiversidad de los cultivos. El equilibrio ecológico del planeta se está poniendo en juego y la responsabilidad es de todos.