Hay quienes afirman que la humanidad aprendió a explotar la naturaleza de manera empírica, es decir, por experiencia propia...
¿QUÉ ES BIOLOGÍA?
Sus comienzos
Afirmar con absoluta certeza cómo fue que el hombre comenzó a estudiar y a relacionarse con su entorno natural, resultaría técnicamente imposible, pues existen diferentes explicaciones acerca de cómo realmente se desarrolló el conocimiento humano. Sin embargo podemos destacar dos líneas razonables de pensamientos al respecto.
Por acierto y error
Hay quienes afirman que la humanidad aprendió a explotar la naturaleza de manera empírica, es decir, por experiencia propia. Se afirma que los primeros hombres pensantes que existieron en la Tierra fueron los iniciadores de las primeras clasificaciones. Que hacían un estudio analógico basado primeramente en la observación y luego en la clasificación metódica, tanto de las plantas que ellos consumían como de los animales que cazaban o de los que debían defenderse. Que también lo hacían por medio del uso de los aciertos y fallas. Que luego, toda esta información era transmitida de manera oral a sus descendientes.
Por intuición
Por otro lado hay quienes piensan que con el tiempo la humanidad fue conociendo un mayor número de plantas para utilizar sus frutos como alimento y que de esa manera, al captar su aroma, sus instintos le informaban si ésta era comestible o no. También por el gusto podían deducir si era una planta benéfica. Que cuando el hombre usó las plantas para hacer vestidos con sus fibras; elaborando utensilios, armas y adornos con su madera, sus sentidos descubrieron plantas con ciertas propiedades curativas que utilizaron hasta para combatir algunas enfermedades. Así, por medio de ambas maneras de convivir con la naturaleza: la intuitiva y la empírica, el hombre comenzó a sistematizar y ordenar sus experiencias dentro de un patrón de estudios que hoy en día podemos llamar: “Biología”.
LA INFINITA DIVERSIDAD BIOLÓGICA
De las más de millón y medio de especies animales que los biólogos han clasificado hasta el presente, un millón son insectos. Para catalogar todos los insectos conocidos se necesitaría una enciclopedia de nada menos que 6.000 páginas.
Este universo de insectos es multifacético en formas, tamaños y desempeños. Muchos de ellos son auténticos maestros del vuelo. He aquí algunos ejemplos: los mosquitos pueden volar en posición invertida, algunos lo hacen hasta cuando llueve; y esto sin mojarse, literalmente esquivando las gotas de lluvia. Hay avispas tropicales y abejas que surcan los aires a más de 72 kilómetros por hora. La libélula puede volar hacia atrás, habilidad que ha suscitado la curiosidad y el estudio atento de los investigadores.
Hay insectos que perciben la luz ultravioleta, invisible para los seres humanos.
A muchos insectos, los ojos les sirven de brújula. Las abejas y las avispas, por ejemplo, detectan el plano de la luz polarizada, y así determinan la posición del Sol hasta en los días nublados. Merced a esa facultad pueden buscar su comida lejos del panal y, de modo certero, hallar el camino de regreso.
AVES ASOMBROSAS
Se han estudiado más de nueve mil especies de aves y todas ellas maravillosamente funcionales. Algunos colibríes son tan diminutos como un abejorro, y, sin embargo, superan en elegancia y agilidad a los helicópteros más avanzados. Otras aves realizan migraciones de miles de kilómetros todos los años. Por ejemplo, el charrán ártico recorre en un solo viaje hasta 35.000 kilómetros de ida y vuelta, y, aunque no dispone de computadora ni de instrumentos de navegación aérea, llega infaliblemente a su destino.
UNA FASCINANTE VARIEDAD DE PLANTAS
Luego tenemos la inmensa variedad y belleza de la vida vegetal, con sus más de trescientas cincuenta mil especies de plantas, de las que unas doscientas cincuenta mil producen flores. Los seres vivos más grandes de la Tierra, las gigantescas secuoyas, son plantas.
¿Cuántas flores distintas crecen en su jardín o en la zona donde usted vive? La belleza, la simetría y, a menudo, la fragancia de estas flores, desde la ranunculácea, la margarita o la flor del desierto más diminuta, hasta la orquídea, con su intrincada variedad de especies hacen que uno se maraville.
EN OCÉANOS, RÍOS Y LAGOS
La ciencia tiene conocimiento de unas ocho mil cuatrocientas especies de peces de agua dulce y unas trece mil trescientas de agua salada. El pez más pequeño es un góbido que vive en el océano Índico y que mide alrededor de un centímetro de longitud. El más grande es el tiburón ballena, que puede alcanzar los 18 metros de largo. Y a todos estas miles de especies hay que añadir las de los invertebrados (que no tienen columna vertebral) y las que todavía falta descubrir.
