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Camino

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Al efectuar una y otra vez el mismo recorrido, siguiendo el relieve del terreno y con rodeos para sortear obstáculos...

SENDAS Y CAMINOS

Al efectuar una y otra vez el mismo recorrido, siguiendo el relieve del terreno y con rodeos para sortear obstáculos, las pisadas del hombre y la bestia formaron los primeros senderos. El aumento de la población y del tránsito, junto a la circulación de carretas y carros, los hombres comenzaron a relacionarse entre sí mediante una extensa red de caminos, calzadas y carreteras, testimonio de su deseo de viajar y comerciar, así como de guerrear y forjar imperios. En efecto, la historia de los caminos también revelan oscuras facetas de la naturaleza humana.

Las primeras vías

Probablemente fue en la Mesopotamia donde los primeros caminos se construyeron con cierta calidad. Este pueblo vivió entre los ríos Tigris y Éufrates. Sus vías públicas eran carreteras pavimentadas de ladrillos, piedras y argamasa bituminosa. El ladrillo les sirvió de piedra y el betún de argamasa.

Ruta de la Seda

En el mundo antiguo, las carreteras adquirieron una gran importancia para el intercambio comercial. Entre los artículos más apetecidos se destacaba la seda, y los chinos habían descubierto cómo elaborarla en gran escala a partir del capullo del gusano. La vía comercial por la que llegaba este género desde China recibía el nombre de Ruta de la Seda. Cuando Marco Polo viajó a China por ella, ésta tenía mil cuatrocientos años de existencia. Durante más de dos milenios fue la ruta más larga del mundo: 12.800 kilómetros desde Shangai, la cuna de la seda, hasta Gades.

 

 

PROPÓSITOS MILITARES

Sin embargo, los mayores avances en la construcción de carreteras obedecieron a las ansias de conquista. Por ejemplo, la red vial romana de los césares se extendió por toda Europa, el norte de África y el Oriente Medio hasta abarcar unos 80.000 kilómetros. Cuando los soldados romanos no estaban en la guerra, colaboraban ocasionalmente en la construcción y reparación de las calzadas.

 

LA CONSTRUCCIÓN DE LAS VÍAS

En la antigua Roma los topógrafos trazaban carreteras rectas como flechas con un instrumento llamado groma. Por otro lado, los canteros labraban primorosas piedras y los ingenieros fijaban límites de peso para las cargas. Aunque las vías tenían buenos fundamentos y superficies duraderas, la razón primordial de su longevidad era el brillante sistema de desagüe, que se facilitaba con una ligera curvatura y con la elevación de la calzada sobre el terreno. Además, en aquel entonces, había tiendas que vendían mapas de las carreteras.

VÍA APIA

La famosa Vía Apia, que parte de Roma en dirección sur, es el primer tramo de camino pavimentado de la historia de occidente. Tenía una anchura media de seis metros y estaba revestida de grandes bloques de lava.

LA RUTA DE LOS ANDES

A muchos les sorprende también la destreza con que construyeron las carreteras las civilizaciones indígenas de América del Sur. Entre los siglos XII y XVI, los incas forjaron una red de 16.000 kilómetros que unía a los diez millones de habitantes de su nación. Las vías transcurrían por terrenos sumamente inhóspitos y accidentados, a través de desiertos y selvas, e incluso de los imponentes Andes peruanos.

La ruta de los Andes era magnífica. La calzada medía 25 pies (7,5 metros) de ancho y zigzagueaba con pendientes suaves por las cordilleras más elevadas. Empleaba galerías excavadas en la roca y muros de contención de centenares de pies. Los barrancos y torrentes se rellenaban con mampostería y las corrientes de montaña más anchas se salvaban con puentes colgantes de cables de lana o fibra. El pavimento era de piedra en la mayoría de las zonas, y también se utilizaban mucho los materiales asfálticos.

Aunque los incas no conocían el caballo ni la rueda, su red vial les servía como una pista de carreras para los mensajeros reales. A lo largo de toda la ruta había una estación de postas cada dos kilómetros, cada una con un pequeño destacamento y corredores profesionales de relevos. Todas las etapas eran lo suficientemente cortas como para permitir un sistema de relevos rápidos que, al funcionar día y noche, permitía enviar un mensaje en unos cinco días desde Cuzco, la capital, hasta la ciudad de Quito, a 2.000 kilómetros de distancia.

DESENCADENANTES DE TRAGEDIAS

Todo tipo de vías que se congestionen, lejos de mejorar la calidad de vida, la complican. Las carreteras que cruzan selvas, desiertos, montes y parques nacionales también afectan a la flora y fauna silvestre, así como a muchos pueblos nativos y sus ecosistemas. Realizada en nombre del progreso, la autopista Transamazónica devastó amplias extensiones de selva y fue desastrosa para muchos de sus habitantes, que perdieron su modo de vida.

Las ciudades también sufren gravísimos efectos secundarios al taponarse cada vez más las arterias urbanas. Si hay dinero, por lo general acaba construyéndose una autopista, lo que a largo plazo fomenta el incremento en el tránsito rodado, y éste, a su vez, agrava la contaminación que ya enferma a millones de ciudadanos. Además, como consecuencia de los accidentes de circulación, cada año mueren en el mundo medio millón de personas y quince millones sufren heridas, en ocasiones gravísimas.

La Primera Guerra Mundial, en comparación, mató a unos nueve millones de combatientes, pero luego cesó. El tráfico, en cambio, se cobra más de mil víctimas por día, sin parar

 

 

20 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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