Entendemos por comercio al transporte de bienes desde un lugar a otro con el fin de intercambiarlos.
EL COMERCIO
Entendemos por comercio al transporte de bienes desde un lugar a otro con el fin de intercambiarlos. La tendencia al trueque o intercambio de una cosa por otra es una característica propia del ser humano. Ya desde épocas remotas se puso en práctica esto, hasta que aparecieron las monedas y el trueque se transformó en venta y compra.
Antiguamente, el transporte de mercancías a larga distancia era caro y arriesgado. Por lo tanto, el comercio se realizaba fundamentalmente en mercados locales, siendo los alimentos y vestidos la mercadería más solicitada. Casi todo el mundo gastaba la mayor parte de sus recursos en alimentos, y lo que no producían ellos mismos lo obtenían comerciando. Lo mismo ocurría con los vestidos: la ropa se hacía en casa o se compraba. Además de alimentos, ropa y abrigo, los grupos más ricos empleaban sus ingresos en atuendos vistosos, joyas y obras de arte, lo que provocó el comercio de bienes de lujo.
Tras la recesión que siguió a la caída del Imperio Romano, el comercio empezó a crecer paulatinamente en Europa durante la Edad Media, especialmente a partir de los siglos XII y XIII.
Nuevas rutas
No obstante, durante esa época, el comercio entre Europa y Asia era escaso porque el transporte terrestre era caro y los bienes de Europa no tenían valor suficiente para exportarlos al Este.
A medida que los comerciantes creaban asociaciones para protegerse durante los largos viajes, el comercio a larga distancia se hizo menos peligroso.
Las principales rutas comerciales de larga distancia ponían en contacto el Báltico y el Mediterráneo oriental con el centro y el norte de Europa.
De los bosques del Báltico provenían materias primas: madera, alquitrán y pieles, mientras que del Este provenían bienes de lujo: especias, joyas y productos textiles. A cambio de estos bienes, Europa occidental exportaba materias primas y bienes manufacturados.
Los ingleses vendían prendas de lana, los holandeses, arenques salados; en España se producía lana, Francia exportaba sal; el sur de Europa se destacaba por sus vinos, sus frutas y su aceite.
Las ciudades italianas y alemanas que cubrían estas rutas promovían y financiaban el comercio.
LA EXPANSIÓN
El desarrollo de veleros y de transportes eficientes durante los siglos XV y XVI ayudó a una rápida expansión del comercio.
El descubrimiento de América creó un comercio de nuevos bienes, como tabaco y madera; a partir de entonces el comercio de bienes de primera necesidad creció a una velocidad asombrosa. A medida que crecía el comercio a larga distancia aparecían nuevas formas de organizaciones comerciales. Estas grandes empresas, creadas por el Estado, pero gestionadas y pertenecientes a individuos privados, mantuvieron monopolios sobre el comercio con ciertas regiones.
EFECTOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
Ya en 1750 el comercio de bienes de primera necesidad era mucho más importante que el comercio de especias.
En los años siguientes, el comercio sufrió una nueva transformación, esta vez debido a la Revolución Industrial.
Entre 1750 y 1914, el comercio mundial se multiplicó por cinco. Los comerciantes europeos controlaban la mayor parte de esta actividad. El crecimiento de la industria afectó al comercio de muchas formas.
Al principio, el aumento de la producción estimuló el comercio de materias primas. Europa se convirtió en un importador permanente de trigo de Estados Unidos, Australia, Argentina y la India, pagando estas importaciones con sus productos industriales. Tanto el comercio nacional como el exterior sufrieron importantes recortes durante la Primera Guerra Mundial.
EL FINAL DEL SIGLO XX
La reducción de las barreras comerciales y la continua expansión del comercio internacional son dos logros importantes del período posterior a la Segunda Guerra Mundial. Para entonces, la producción se organizó en la sociedad aprovechando las ventajas derivadas de la especialización y de la división del trabajo. Sin el comercio, la producción no podría haberse organizado de esta manera.
Durante la década de 1950, las exportaciones de los países de Norteamérica y Europa occidental aumentaron rápidamente, en especial los productos manufacturados, mientras que las exportaciones de los países menos desarrollados decayeron. Estas últimas, casi en su totalidad, son materias primas.
En el plano mundial, el valor del comercio internacional, exportaciones e importaciones, creció drásticamente. Muchos países establecieron cuotas a la importación y negociaron restricciones voluntarias a sus exportaciones, fenómeno conocido como ‘nuevo proteccionismo’, pero no está claro si esto representa una amenaza al comercio entre países. De todas maneras su efecto está disminuyendo desde 1990, al finalizar las conversaciones de la Ronda Uruguay del GATT, crearse la OMC y firmarse nuevos acuerdos bilaterales sobre libre comercio entre varios países.
Estas reducciones de los aranceles comerciales entre distintos países se han logrado gracias al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) y a su sucesora, la Organización Mundial del Comercio (OMC), operativa desde el 1 de enero de 1995, así como mediante la creación de uniones aduaneras.
Es innegable que el comercio es una actividad netamente humana y que trajo un sinfín de resultados positivos, pero no puede dejar de observarse que los intereses que ha despertado, en parte, han producido hambre y marginación de muchos seres humanos.