Desde su mismo nacimiento, la Organización de las Naciones Unidas se ha preocupado por los niños y sus problemas.
EL NIÑO Y SUS DERECHOS
Constante búsqueda de soluciones
Desde su mismo nacimiento, la Organización de las Naciones Unidas se ha preocupado por los niños y sus problemas. A finales de 1946 creó el Fondo Internacional de las Naciones Unidas de Socorro a la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) como medida provisional para cuidar de los niños en las zonas devastadas por la guerra.
Por más de medio siglo, UNICEF ha proporcionado alimento, ropa y atención médica a los niños de todo el mundo y ha intentado, asimismo, satisfacer sus necesidades.
Como parte de la constante búsqueda de soluciones para los problemas de la infancia, en septiembre de 1990 se celebró una cumbre mundial en la sede central de las Naciones Unidas. Fue una de las mayores reuniones de dirigentes mundiales de la historia. Estuvieron presentes más de setenta líderes gubernamentales. La reunión complementó la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada el 20 de noviembre de 1989 y puesta en vigor el 2 de septiembre de 1990. Al concluir ese mes, el acuerdo ya había sido ratificado por 39 naciones.
Para noviembre de 1999, la Convención ya había sido adoptada por 191 países. El UNICEF dijo: “Se logró mayor progreso en materializar y proteger los derechos de la infancia en la década que siguió a la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño, que en cualquier otro período comparable de la historia humana”.
Cifras que preocupan
En noviembre de 1999, después de admitir que falta mucho por hacer, el UNICEF explicó: “A nivel mundial, unos doce millones de niños menores de cinco años mueren anualmente, la mayoría por causas fácilmente evitables. Alrededor de ciento treinta millones de pequeños de países en desarrollo no asisten a la escuela primaria. Cerca de ciento sesenta millones padecen desnutrición grave o moderada. Muchos niños no deseados languidecen en orfanatos y otras instituciones sin recibir educación ni atención médica adecuadas y, en consecuencia, sufren maltrato físico. Cerca de doscientos cincuenta millones realizan alguna forma de trabajo”.
Parece que los líderes políticos no hallan soluciones satisfactorias a los problemas de la infancia. Ahora bien, éstos no se limitan a los países en vías de desarrollo.
Los niños de las naciones occidentales pasan por otra clase de privaciones como el abandono afectivo, debido a que los padres pasan su tiempo fuera de casa sin dedicar tiempo alguno al niño.
El maltrato infantil adquiere muchas formas
Desatender a los hijos es una forma de maltrato. Pero existen peores atropellos, como el maltrato físico y el abuso sexual, problemas que a partir de 1979, el Año Internacional del Niño, han recibido mayor atención. Por supuesto, no es fácil conseguir estadísticas precisas, que además varían de un lugar a otro. Sin importar la forma que adopte el abuso, el mensaje que reciben los niños es que no se les ama, y parece que el problema está aumentando.
ALGUNAS MEJORAS
Algunos organismos de las Naciones Unidas, como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), han trabajado arduamente para mejorar la situación de los pequeños. Hay más niños que nacen saludables y son inmunizados; más niños que pueden leer y escribir; más niños que tienen libertad para aprender, jugar y simplemente vivir como niños que lo que habría podido parecer posible incluso hace sólo una década.
LOS QUE MERECEN ATENCIÓN ESPECIAL
Los orfanatos y las agencias de adopción tratan de atender las necesidades de los niños sin padres. Sin embargo, duele ver que algunos de los menos privilegiados, quienes necesitan con mayor apremio la adopción, son precisamente los que casi siempre quedan excluidos: los enfermos, los que tienen dificultades de aprendizaje, los discapacitados y los de ascendencia extranjera.
Se han fundado también organizaciones que animan a la gente a adoptar a un niño que viva en un país pobre, enviando contribuciones monetarias con regularidad.
El dinero recibido se invierte en la educación del pequeño o en satisfacer sus necesidades básicas. Se pueden intercambiar fotografías y cartas si se desea a fin de fortalecer la relación. Aunque útil, dicho programa no es la solución ideal.
ALDEAS INFANTILES S.O.S.
En 1949, Hermann Gmeiner fundó una institución a la que llamó Aldeas Infantiles SOS. Gmeiner basó su proyecto en cuatro principios guiadores: la madre, los hermanos, el hogar y la aldea. Una mamá es la base de una familia de cinco, seis o más niños. Vive con ellos e intenta brindarles el amor y la atención que se esperaría de una verdadera madre. El programa trata de integrar a los niños en una familia a tan temprana edad como sea posible. Por otro lado, a los hermanos carnales siempre se los mantiene en la misma familia.
Las aldeas están formadas por unas quince familias, cada una de las cuales vive en su propia casa. Los niños asisten a las escuelas locales. Cada familia recibe una mensualidad fija para cubrir sus necesidades, y los alimentos y la ropa se compran en la localidad. El objetivo es iniciar a los pequeños en la vida típica de una familia, con todos sus problemas y alegrías, y así permitirles llevar una vida normal, en la medida de lo posible. Esto los prepara para formar sus propias familias cuando alcancen la edad adulta.
Tal vez sean los menos atendidos o los que más sufren las consecuencias de los errores de los adultos, por eso cada persona debería ser consciente del daño que se hace al futuro cuando se dejan de respetar los derechos de cada niño del planeta.