El ecosistema funciona como un sistema cerrado en lo que respecta a la materia y como un sistema abierto para la energía que procede del sol.
ECOLOGÍA Y ECONOMÍA
Las palabras “economía” y “ecología” por sí solas, informan muy poco sobre el contenido de tales disciplinas. Ambas derivan del griego oikos (eco), que significa “casa”, lo que da referencia que estamos hablando de nuestro hogar y planeta Tierra. Con esta frase se pretende unificar y demostrar que la economía y la ecología deben ir siempre de la mano, porque para un un buen y estable desarrollo económico es imperativo el cuidado de los recursos disponibles. Una economía sin ecología puede producir daños irreparables en el delicado equilibrio que mantiene la vida. Por un lado, la ecología estudia nuestro entorno y los patrones específicos que componen la vida.
Por el otro lado, la economía pretende establecer un modelo racional de explotación y comercialización de los recursos biológicos, teniendo en cuenta que tales recursos no son eternos. Sin embargo, hasta ahora, ambas disciplinas no están yendo siempre de la mano, como es la idea.
DEFORESTACIÓN
Un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza, indica que Asia es el continente más deforestado, pues ha perdido el 88% de su cubierta vegetal original, en comparación con el 62% en Europa, el 45% en África, el 41% en Latinoamérica y el 39% en Norteamérica. Excepcionalmente, la Amazonia, sede de la mayor pluviselva tropical del mundo, conserva más del 85% de su extensión forestal original. Por esto, Brasil tiene todavía la oportunidad de evitar la repetición de los errores cometidos en otros bosques del mundo.
EXTINCIONES
Según estudios reciente, en los últimos veinte años ha desaparecido el 30% de las especies vegetales y animales del planeta.
Pero en vez de ser constante, el índice de extinción va en alza. Se cree que en estos mismos momentos, ya se están perdiendo centenares de especies cada día.
Al borde de la extinción se halla el rinoceronte negro africano, cuyos ejemplares han disminuido drásticamente de 65.000 a 1.400 en menos de veinte años a causa de la caza furtiva. En cuanto a los orangutanes, quedan menos de tres mil en las menguantes junglas de Borneo y Sumatra.
El azote de la extinción también ha caído dramáticamente sobre todo el planeta, afectando a ranas, sapos, manatíes, corales, plancton etc.
Hay especies que están desapareciendo antes de que se cataloguen. La contaminación y la pesca indiscriminada han reducido la biodiversidad en todas partes, siendo la causas más siniestra de tal destrucción la ignorancia y la codicia humana.
Hace escasamente cincuenta años, el medio ambiente del planeta todavía estaba en buena medida en equilibrio. El mundo era un lugar extenso, hermoso y lleno de vitalidad.
En la actualidad muchos científicos y organizaciones levantan su voz mostrando que nuestro planeta está en crisis, que lo estamos destruyendo implacablemente y que vamos por un camino apocalíptico.
SUPERPOBLACIÓN
En menos de doscientos años la población mundial ha pasado de mil millones de habitantes a más de seis mil millones. Aunque se ha producido un ligero descenso en la tasa de crecimiento anual, hay quienes creen que para el año 2025 la población mundial habrá pasado de los ocho mil millones, y que para el 2050 estará cerca de los diez mil millones de habitantes.
¿Dónde vivirán todas estas personas?
¿Qué comerán? Según un informe de la ONU, se calcula que ya hay mil millones de personas que viven en la más absoluta pobreza, y sus vidas están “tan marcadas por la desnutrición, el analfabetismo y la enfermedad, que su situación no cuadra con ninguna definición razonable de dignidad humana”.
Mientras que la superpoblación en las naciones pobres las mantiene sumidas en la pobreza, la superpoblación en las naciones ricas está socavando la capacidad de todo el planeta de sustentar la vida.
La posibilidad de que aspectos como los mencionados, sin incluir el peligro nuclear, el terrorismo, el calentamiento global, la escasez de agua potable, los alimentos genéticamente alterados, puedan desencadenar en el futuro cercano una catástrofe mundial, debe ser motivo de profunda reflexión.
El dúo dinámico, economía y ecología, tienen muy poco tiempo disponible y todavía un largo camino a recorrer.
Economía y Ecología
Sin precedentes
En toda la historia de la humanidad, nunca antes se había hallado la Tierra bajo la amenaza simultánea de la deforestación, la erosión del suelo, la desertización, la extinción de numerosísimas especies de plantas y animales, la reducción de la capa de ozono, la contaminación, el calentamiento de planeta, la muerte de los océanos y la explosión demográfica.
Otro reto al que se enfrentan las sociedades modernas es la vertiginosa velocidad del cambio. Nos encaramos a algo tan absolutamente ajeno a nuestra experiencia colectiva que, de hecho, no lo vemos a pesar de que las pruebas son abrumadoras. Para nosotros, ese ‘algo’ es el bombardeo de enormes alteraciones biológicas y físicas que está teniendo lugar en el mundo que hasta ahora nos ha sustentado.
Las direcciones en las que se encamina la sociedad son ahora infinitamente más complejas, y para muchos de nosotros, los dilemas son aterradores.
Ya se han destruido dos tercios de la cubierta forestal del planeta. De los 80 millones de kilómetros cuadrados de áreas verdes originales, quedan apenas 30 millones.
DEFORESTACIÓN
Un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza, indica que Asia es el continente más deforestado, pues ha perdido el 88% de su cubierta vegetal original, en comparación con el 62% en Europa, el 45% en África, el 41% en Latinoamérica y el 39% en Norteamérica. Excepcionalmente, la Amazonia, sede de la mayor pluviselva tropical del mundo, conserva más del 85% de su extensión forestal original. Por esto, Brasil tiene todavía la oportunidad de evitar la repetición de los errores cometidos en otros bosques del mundo.
EXTINCIONES
Según estudios reciente, en los últimos veinte años ha desaparecido el 30% de las especies vegetales y animales del planeta.
Pero en vez de ser constante, el índice de extinción va en alza. Se cree que en estos mismos momentos, ya se están perdiendo centenares de especies cada día.
Al borde de la extinción se halla el rinoceronte negro africano, cuyos ejemplares han disminuido drásticamente de 65.000 a 1.400 en menos de veinte años a causa de la caza furtiva. En cuanto a los orangutanes, quedan menos de tres mil en las menguantes junglas de Borneo y Sumatra.
El azote de la extinción también ha caído dramáticamente sobre todo el planeta, afectando a ranas, sapos, manatíes, corales, plancton etc.
Hay especies que están desapareciendo antes de que se cataloguen. La contaminación y la pesca indiscriminada han reducido la biodiversidad en todas partes, siendo la causas más siniestra de tal destrucción la ignorancia y la codicia humana.
Hace escasamente cincuenta años, el medio ambiente del planeta todavía estaba en buena medida en equilibrio. El mundo era un lugar extenso, hermoso y lleno de vitalidad.
En la actualidad muchos científicos y organizaciones levantan su voz mostrando que nuestro planeta está en crisis, que lo estamos destruyendo implacablemente y que vamos por un camino apocalíptico.
SUPERPOBLACIÓN
En menos de doscientos años la población mundial ha pasado de mil millones de habitantes a más de seis mil millones. Aunque se ha producido un ligero descenso en la tasa de crecimiento anual, hay quienes creen que para el año 2025 la población mundial habrá pasado de los ocho mil millones, y que para el 2050 estará cerca de los diez mil millones de habitantes.
¿Dónde vivirán todas estas personas?
¿Qué comerán? Según un informe de la ONU, se calcula que ya hay mil millones de personas que viven en la más absoluta pobreza, y sus vidas están “tan marcadas por la desnutrición, el analfabetismo y la enfermedad, que su situación no cuadra con ninguna definición razonable de dignidad humana”.
Mientras que la superpoblación en las naciones pobres las mantiene sumidas en la pobreza, la superpoblación en las naciones ricas está socavando la capacidad de todo el planeta de sustentar la vida.
La posibilidad de que aspectos como los mencionados, sin incluir el peligro nuclear, el terrorismo, el calentamiento global, la escasez de agua potable, los alimentos genéticamente alterados, puedan desencadenar en el futuro cercano una catástrofe mundial, debe ser motivo de profunda reflexión.
El dúo dinámico, economía y ecología, tienen muy poco tiempo disponible y todavía un largo camino a recorrer.