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Efecto Invernadero

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Es el término que se aplica al papel que desempeña la atmósfera en el calentamiento de la superficie terrestre

CONOCIENDO EL PROCESO

Es el término que se aplica al papel que desempeña la atmósfera en el calentamiento de la superficie terrestre.

La atmósfera es prácticamente transparente a la radiación solar de onda corta, absorbida por la superficie de la Tierra. Esta radiación, en su mayor parte, se vuelve a emitir hacia el espacio exterior con una longitud de onda correspondiente a los rayos infrarrojos, pero los gases presentes en la atmósfera vuelven a reflejarla (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, clorofluorocarbonos – CFC – y el ozono). En esto se basan las teorías relacionadas con el calentamiento global.

Desde 1750 se ha incrementado aproximadamente un 30% el contenido de dióxido de carbono de la atmósfera, como consecuencia del uso de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón). La tala y quema de bosques tropicales también ha influido notablemente en el ciclo del carbono.

Estos incrementos están provocando un aumento global de la temperatura, estimado entre 1,4 y 5,8 C° entre 1990 y 2100. Lo que originaría importantes cambios climáticos, afectando a las cosechas y provocaría un aumento en el nivel de los océanos. Con esto, millones de personas quedarían afectadas por las inundaciones, sobre todo las ciudades costeras del planeta.

Acuerdos

Son muchos los esfuerzos internacionales para lograr la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Representantes de los países integrantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se reunieron en Kioto en 1997. Allí se estableció que los países desarrollados reducirían sus emisiones de gases ya que éstas eran causantes del efecto invernadero en un 5,2%. Sin embargo, este protocolo debe ser ratificado por al menos 55 países desarrollados, cuyas emisiones de gases de efecto invernadero suman el 55% del total. En este acuerdo, se estableció como determinar que países contribuyen al efecto invernadero, como contabilizar los llamados sumideros de dióxido de carbono (bosques y masas forestales capaces de absorber los gases de efecto invernadero), como utilizar los mecanismos de flexibilidad (compra-venta de emiciones entre países), y además se decidieron las penalizaciones hacia aquellos países que no sean capaces de cumplir con los requisitos establecidos. Inclusive, dejaron establecido, en ese acuerdo, el tipo de ayuda que se les brindará a los países en vías de desarrollo para que ellos puedan afrontar el cambio climático.

Un gigantesco invernáculo

¿Ha estacionado alguna vez su automóvil al sol en un día caluroso de verano con todas las ventanas cerradas? Cuando regresó, sintió una muestra de lo que es el efecto invernadero. Las ventanas de su automóvil dejan pasar los rayos solares, que en poco tiempo caldean el interior, pero ni el aire caliente del interior del vehículo ni el calor pueden escapar. ¿Por qué no?

El calor se emite en forma de rayos infrarrojo, que aunque son invisibles al ojo, la piel sí puede percibir, como habrá notado, por ejemplo, al estar junto a un fuego. Pues bien, el mismo cristal que deja entrar la luz visible impide que gran parte de la radiación infrarroja invisible vuelva a salir, y como consecuencia, en el interior del automóvil la temperatura sube cada vez más.

La atmósfera terrestre funciona de manera similar al cristal de las ventanas del automóvil: deja pasar sin problemas la luz visible, pero impide el paso de una gran cantidad de radiación invisible, incluidas la luz infrarroja, la ultravioleta y los rayos X. Por lo general, esto es beneficioso, pues la luz ultravioleta y los rayos X son nocivos.

¿Cómo la atmósfera impide el paso de los rayos infrarrojo?

Cuando la atmósfera absorbe la radiación infrarroja, actúa como una manta que rodea nuestro planeta. Aunque el Sol calienta el planeta, sin nuestra “manta” a modo de invernadero, el calor se escaparía en seguida, y la temperatura de la superficie sería 40 °C más fría de lo que es hoy día y los océanos se congelarían. No podemos olvidar que más allá de la Tierra está el espacio vacío y frío.

Un calentamiento global podría significar que muchísimas personas pasaran hambre si las zonas de cultivo de cereales se convirtieran en cuencas polvorientas. También podría dar lugar a fortísimos huracanes impulsados por el gran calor de los océEafencotso; a que el niveIlndveerlvoas. océanos subiese, inundando las zonas costeras; a que el cáncer de piel debido a la erosión de la capa de ozono se extendiese en gran manera, y a un sufrimiento humano incalculable.

Sube el termostato mundial

Se nos enseña que alrededor del 99% de la atmósfera está compuesta de oxígeno y nitrógeno. Sin embargo, no son estos gases los que impiden el paso de los rayos infrarrojo, sino, aunque resulte paradójico, son unos pocos de los que hay en el restante 1%, junto con el vapor de agua, los que salvan al globo terráqueo de quedar totalmente congelado, pero al mismo tiempo amenazan con recalentarlo en demasía si el hombre acrecienta la temperatura.

La mayoría de los científicos concuerda en que el aumento de la concentración de estos gases en la atmósfera hará que aumenten las temperaturas terrestres, aunque nadie puede estar seguro de cómo ocurrirá eso exactamente. A estos gases se les puede comparar a un termostato mundial, y parece que por más de cien años, el hombre lo ha subido sin parar. “La quema de combustibles fósiles (junto con otras actividades industriales y agrícolas) ha hecho aumentar la concentración de anhídrido carbónico en la atmósfera en aproximadamente un veinticinco por ciento desde alrededor de 1860. Se cree que el aumento combinado de anhídrido carbónico y los otros gases que provocan el efecto invernadero que ha venido produciéndose en la atmósfera desde 1860 ya ha sometido a la superficie terrestre a temperaturas entre 0,5 y 1,5 °C por encima de la temperatura media mundial del período preindustrial”.

Qué podemos hacer en nuestro hogar

Son pocos los consumidores conscientes de que muchos equipos eléctricos gastan en espera casi la misma energía que en funcionamiento. Por ejemplo, un sistema de televisión por satélite consume normalmente 15 vatios, y sólo uno menos en espera. El mal diseño también tiene parte de culpa. En una prueba realizada con lectores de discos compactos, un modelo consumía 28 vatios en la citada modalidad, mientras que otro similar, sólo dos.

Aunque sea paradójico, ya hace tiempo que existe en el mercado un microcircuito integrado que podría reducir el consumo en espera de 10 vatios a 1, o incluso a 0,1. Se espera que, en la lucha sin cuartel contra la contaminación, los fabricantes tomen conciencia y piensen también un poco en el aspecto ecológico, ya que este microcircuito cuesta solamente unos 2,50 dólares.

Entretanto, ¿qué podemos hacer?

El ministro de Medio Ambiente de Gran Bretaña señala: “Parecerá pequeña la electricidad que consume cada aparato; pero dado que somos más de 60.000.000 en estas islas, el total es enorme”. Aunque es obvio que algunos electrodomésticos, como las neveras, no deben desconectarse, conviene acostumbrarse a apagar las lámparas y otros artefactos mientras no se estén utilizando, en vez de dejarlos en espera. Así no sólo ahorraremos dinero, sino que contribuiremos a reducir la contaminación evitable del planeta.

21 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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