Hace seis milenios, la humanidad aprendió a colocar ladrillos de barro. En la antigüedad, los edificios presentaban una forma muy sencilla, contaban con una...
ORÍGENES DE LOS RASCACIELOS
Hace seis milenios, la humanidad aprendió a colocar ladrillos de barro. En la antigüedad, los edificios presentaban una forma muy sencilla, contaban con una estructura con techo y cuatro paredes. Si bien las formas eran diversas y de aspectos múltiples, se fabricaban escuelas, museos, iglesias, templos, etc., pero a pesar de ser diferentes cumplían un mismo fin que era el de proporcionar una zona protegida en la que las personas vivieran, trabajaran o guardaran cosas. Al pasar el tiempo y cambiar las necesidades y los estilos de vida, también se trasforman las construcciones realizándose edificios, puentes, túneles que se caracterizan por presentar grandes extensiones y para esto los ingenieros desarrollaron nuevos métodos de construcción, para realizarlos cada vez más rápido y más grandes, tanto en altura como en los espacios de los ambientes.
La arquitectura se abre hacia un nuevo horizonte. Una nueva comprensión, un cambio en la actitud contemplativa de la arquitectura del pasado, una nueva conciencia estética y una nueva postura ante los significados del arte y de la construcción, se ubican en la sociedad actual, víctima de los problemas sociales que conlleva la revolución industrial. Estos nuevos problemas humanos que exigen soluciones y, la rebeldía ante el pasado ecléctico y la libertad creadora de los artistas a comienzos de siglo, son las condiciones que amparan el nacimiento de una nueva estética, sin referencias en el pasado. La arquitectura moderna se encuentra en una profunda revisión conceptual de la arquitectura, cuyas coordenadas quedaran definidas por el espacio, espacio interior y espacio habitable.
Es la más preciada conquista del arte constructor rescatar las construcciones de su pasado tradicional, para crear una arquitectura humana y habitable, pasar de la decoración de fachadas a la creación de espacios. La arquitectura del siglo XX, con teorías enteramente individuales, se agrupa en el movimiento racionalista del período de entreguerras.
Los constructores modernos manejan los volúmenes y los espacios con criterios decididamente novedosos, haciendo desaparecer toda la teoría plástica de la Antigüedad. Serán los sutiles volúmenes producto de los materiales actuales y las recientes necesidades los que impongan la novedosa recopilación de formas.
La funcionalidad constituirá el empeño de la nueva estética, definida por una armoniosa distribución en el interior con una conveniente matización de la luz, la integración de la construcción en su entorno y una grata habitabilidad. Como consecuencia de toda esta renovación arquitectónica se obtienen los rascacielos. Los rascacielos en EE.UU., representan una respuesta estética y técnica a la situación social, son originarios de Sullivan y toda la Escuela de Chicago.
En Europa comienza una corriente que sacrifica todo el decorado en nombre de la concepción espacial de volúmenes limpios y austeros, en homenaje a la nueva visión arquitectónica.
El hombre como núcleo de la colectividad, la inquietud por diseñar proporciones canónicas y dimensiones armónicas, partiendo de las medidas humanas, es la base para que se produzca un giro en la arquitectura mundial. Es decir, hay transformaciones en los comportamientos de las personas, en sus hábitos, en sus necesidades, por lo tanto es lógico que influya de una manera estrecha en la arquitectura. Otra idea en relación con la construcción de edificios es intentar armonizar la arquitectura técnica y el arte, y cuyos magistrales esquemas conceptuales influyen enormemente sobre la arquitectura y el diseño, o sea a veces es buena la carencia de estilo.
Los regímenes totalitarios europeos y el estallido de la Segunda Guerra Mundial producen una situación de crisis creadora y detención de toda actividad edilicia. Sólo en América se desarrollará una arquitectura nueva y absolutamente moderna, aunque menos intelectual, promovida por un buen grado de caudal creativo, proveniente de la europea. Es la arquitectura orgánica, que toma al hombre como constante referencia, en un sentido más individual y poético.
El más impresionante arquitecto del siglo XX es Frank Lloyd Wright, magnífico por su modo diferente de entender la arquitectura, intenta integrarla en su contexto natural y siempre meditando sobre las peculiaridades del grupo de hombres al que se destina. Los espacios internos son ilimitados y se confunden con los externos, en construcciones de marcadas coincidencias con la arquitectura japonesa. El Museo Solomon Guggenheim de Nueva York, considerado una de las edificaciones de excepcional importancia histórica, es una construcción con forma de cono invertido, donde el interior consiste en una suave rampa que permite la contemplación de las obras, creando una sensación de permanente continuidad, donde el espacio y el tiempo se fusionan en una unidad indisoluble.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, la actividad urbanística de reconstrucción de ciudades es el quehacer arquitectónico más destacado. Pietro Luigi Nervi es el constructor más trascendental de Europa en este momento. Dotado de una gran calidad técnica, manifiesta su destreza al explotar todos los recursos de las nuevas tecnologías y los nuevos materiales, en la creación de una obra monumental, colmada de sensibilidad.
La audacia cada vez mayor de los arquitectos de América del Norte, eleva rascacielos infinitos, transformados en verdaderas cajas de luz.
Los buenos niveles económicos que alcanzan en esta época algunos países sudamericanos, adentran a los constructores en la pesquisa de una arquitectura definitoria y resolutiva, que fusiona a partes iguales el símbolo y la función.
En España, ofrece un alto interés por la plasticidad, completamente innovadora y desconocida en todo el mundo, con la que dota al cemento. También, existen y se obtienen proyectos, con un efectivo sentido racional, acompañado en ocasiones de un expresionismo patentemente humanístico.
Del estilo moderno se comprendió simplemente una estética superficial, confundida por el fervor racionalista. Pero fueron el aburrimiento ante esta estética, unido a las crisis ambientales, los que causaron la obligada búsqueda de otras alternativas arquitectónicas.
El rascacielos más alto de América Latina en 1934, el edificio Kavanagh, construido por los arquitectos Sánchez, Lagos y De la Torre fue el edificio más alto de Latinoamérica por aquellos años. Ubicado en la calle Florida 1065, en la capital Argentina, consta de 32 pisos y su estructura de estilo art decó recuerda a un barco con su proa apuntando a la estación de trenes de Retiro. Fue el primer edificio para viviendas de Buenos Aires que contó con equipo de aire acondicionado.
¿Cómo se construye un rascacielos?
Mucho antes de iniciar la construcción los ingenieros estructurales elaboran, junto con un arquitecto, el diseño de un edificio, que generalmente son muy altos y se construyen en grandes metrópolis.
Calculan qué resistencia exige y necesita este tipo de estructuras, “rascacielos”. Para lo cual dibujan planos detallados, casi siempre con ayuda de la computadora, instrumento que se ha convertido imprescindible para la arquitectura actual. Luego de este proceso, comienzan la obra que está a cargo de estas personas, las que se encargan del control y de que todo evolucione correctamente, en plazos acordados y determinados con anterioridad; pero los verdaderos protagonistas que realizan la construcción son los obreros, los cuales responden a las exigencias de los ingenieros y de los arquitectos.
