Esta flor gigante fue diseñada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano, quien la instaló en abril de 2002 en el barrio de Recoleta, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En un sentido poético, simboliza una esperanza que renace al abrirse, cada día. Está construida en acero inoxidable, con un esqueleto de aluminio y hormigón armado. Tiene 23 metros de altura y pesa 18 toneladas. Su mecanismo electrónico le permite abrirse todos los días a las 8 de la mañana y cerrarse al anochecer.