Algunas son bellas y llamativas, pero es mejor alejarse, por las dudas.
Manzanillo de la muerte
Es tan venenoso que, simplemente, inhalar su humo o aserrín provoca tos, laringitis y bronquitis. Se encuentra, principalmente, en Centroamérica y el Caribe.
Estramonio
Los primeros colonizadores europeos en el Nuevo Mundo cometieron el error de comerla en 1607, en el asentamiento de Jamestown. Tiene propiedades alucinógenas y sus síntomas son la dilatación de las pupilas, ritmo cardíaco acelerado, delirio, comportamiento agresivo y convulsiones. Crece en el Caribe, Estados Unidos y Canadá.
Higuera infernal
Es cultivada por sus semillas, de donde se obtiene el aceite de ricino el cual, además de ser un potente purgante, se utiliza en la fabricación de pinturas, barnices, lubricantes y líquidos para frenos. La cubierta de la semilla es altamente tóxica, provoca nauseas, calambres abdominales, vómito, hemorragia interna e insuficiencia renal. Es originaria de África, pero actualmente se encuentra distribuida alrededor del mundo.
Aldefa
Considerada la planta más venenosa del mundo, es tan potente que incluso, la miel creada a partir de su néctar puede matar a una persona. Quien la consuma experimentará diarrea, vómitos, dolor de estómago intenso, somnolencia, mareos, latidos irregulares del corazón y, a menudo, la muerte. Se ubica en el Mediterráneo y en otras partes del mundo como China, Argentina, Estados Unidos, España y Australia
Cicuta
Es la planta más venenosa del continente americano y, quienes sobreviven el envenenamiento, experimentan condiciones a largo plazo como, por ejemplo, amnesia. Sus síntomas son convulsiones violentas y dolorosas, náuseas, vómitos, calambres y temblores musculares. Es nativa de Norteamérica.