La piel de los delfines se renueva, aproximadamente, cada dos horas. Esto sucede para poder moverse en el agua rápidamente, de ahí que su crecimiento epidérmico sea tan llamativo. Se estima que el tiempo de rotación y la tasa de desprendimiento de su piel es de 1,7 veces más largo y 8,5 veces más rápido que los valores respectivos de la cinética de las células epidérmicas en los seres humanos.