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Poesía

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Dos elementos clave distinguen a la poesía: el ritmo y la medida. En los poemas, el ritmo es la cadencia del sonido...

¿Qué  es la poesía?

Dos elementos clave distinguen a la poesía: el ritmo y la medida. En los poemas, el ritmo es la cadencia del sonido que produce la expresión, esa repetición que percibimos en la lectura. La medida es el número y la distribución de las sílabas en cada verso, que varía de unos poemas a otros. La rima es también un recurso poético popular. Por lo común, riman los sonidos de la última palabra de cada verso, aunque, por supuesto, hay diferentes modalidades. Unas veces, la correspondencia de sonidos se encuentra en el verso siguiente; otras, más adelante.

La poesía ostenta tradicionalmente la distinción de condensar multitud de ideas en pocas palabras. Las composiciones poéticas evocan mucho más de lo que dicen. Despiertan la imaginación. El lenguaje poético es un envase a presión, en el que la fuerza de un solo vocablo logra que el cerebro se dispare y que todo el poema estalle en el pensamiento. Desde luego, algunos poemas necesitan leerse varias veces antes de que detonen en la mente y sea posible captar su significado.

La naturaleza de la poesía

La poesía puede considerarse como una de las artes más antiguas y difundidas. Originalmente unida a la música en la canción, se fue independizando y el ritmo propiamente musical fue sustituido por el ritmo lingüístico. Este fenómeno ha motivado ciertas definiciones de poesía en las que se otorga papel relevante a la métrica y deja de lado prácticas poéticas, como la basada en versículos (de la Biblia y Pablo Neruda, entre otros) o el verso libre, en las que importa más lo rítmico que lo estrictamente métrico. Desde un punto de vista métrico, la poesía traslada al lenguaje una experien- cia humana emocional y sensualmente significativa. El metro puede basarse en la intensidad de las sílabas (fuertes o débiles) o en su acentuación. Si una sílaba es fuerte o débil, acentuada o inacentuada, depende de una cuestión de longitud (más larga o más corta), como en el verso árabe o en el verso clásico griego y latino.

En el verso griego, por otra parte, tanto el tono como la longitud silábica cumplen un papel en la determinación del acento. También depende de la intensidad más fuerte o más suave, como en el verso latino medieval y, en general, en el verso germánico. No todas las lenguas, sin embargo, tienen diferencias tan señaladas en el énfasis silábico; tampoco todos los poetas eligen explorar estas diferencias para crear modelos rítmicos.

En muchas lenguas, el ritmo poético depende menos de las diferencias entre las sílabas que de la longitud del verso.

Ésta se deriva del número total de sílabas en un verso (verso silábico), como en la poesía francesa, italiana, china, japonesa y galesa; o del número de sílabas acentuadas en un verso (verso acentual), como en la antigua poesía inglesa alternativa; o por la combinación de número y acento.

En castellano, los versos pueden ser métricos, cuando poseen el mismo número de sílabas; amétricos, si no mantienen esa igualdad silábica. Éstos también se llaman asilábicos o irregulares y pueden ser acentuales, cuando repiten en número variable el mismo tipo de cláusulas rítmicas; libres, cuando no se rigen por medida silábica ni por igualdad de cláusulas rítmicas. También los hay fluctuantes, cuando se someten a ciertos límites silábicos o rítmicos. La incorporación de nuevas formas de construir poesía, como el poema en prosa o la prosa poética, del mismo modo que la fusión entre lo narrativo, lo lírico y hasta ciertos rasgos de teatralidad en la poesía tradicional (la poesía pastoril, por ejemplo), hace cada vez menos convincente la teoría que reduce lo poético a la disposición en versos que, a veces, se combinan en estrofas.

Tradición poética

Lamentablemente, muchos poemas se han perdido en el transcurso de los siglos, porque existían sólo como parte de la tradición oral o bien porque muchos manuscritos desaparecieron por su deterioro paulatino o fueron destruidos.

La invención de la imprenta en el siglo XV favoreció en gran medida las oportunidades de supervivencia del libro. Los avances tecnológicos del siglo XX en tareas de almacenamiento y recuperación hacen teóricamente posible preservar cualquier poema.

Frente a lo que se ha conservado de los últimos cinco mil años, las futuras generaciones de lectores tendrán acceso a una enorme cantidad de versos del pasado.

Tipos de poesía

La condensación, una marcada tendencia al uso de imágenes y un fuerte componente emotivo y sensual son características de la amplia variedad de poemas llamados líricos. Resultan más fácilmente definibles las otras grandes divisiones de la poesía: narrativa (poemas épicos, baladas, romances, cuentos y fábulas en verso) y dramática (la poesía como discurso directo en circunstancias específicas).

La poesía lírica, sin embargo, abarca desde himnos, nanas, cantos de taberna y canciones populares hasta la enorme variedad de poemas y canciones de amor; desde las punzantes sátiras políticas hasta la más o menos oscura poesía filosófica; desde las epístolas en verso a las odas; desde los epigramas y sonetos a las elegías. Existe una clara distinción entre la poesía como arte puro y la llamada poesía didáctica, cuyo extremo lo constituyen ciertos recursos mnemotécnicos (“treinta días trae noviembre, con abril, junio y septiembre”) o los intentos de hacer el aprendizaje más entretenido.

Lenguaje

Lenguaje es el medio de comunicación entre los seres humanos a través de signos orales y escritos que poseen un significado.

En un sentido más amplio, es cualquier procedimiento que sirve para comunicarse. Algunas escuelas lingüísticas entienden el lenguaje como la capacidad humana que conforma al pensamiento o la cognición.

Lenguaje Poético: Al conjunto de contenido sensorial, afectivo y conceptuales de una obra literaria que funcionan como captadores de la dimensión del mismo se le conoce como lenguaje poético.

Lenguaje Literario: Tiene como objetivo la creación de la belleza, tanto en prosa como en verso. Es el lenguaje de la literatura. Supone una cuidadosa selección del vocabulario y su ordenamiento en la oración. El lenguaje literario, esencialmente escrito, es un lenguaje más trabajado, más cuidadoso. La finalidad de este lenguaje es comunicar las ideas en forma original, correcta, elegante, pero sin rebuscamiento ni afectación, aparecen palabras, giros y ubicación de vocablos poco comunes.

Herramientas del lenguaje poético

Para construir figuras literarias cuyo propósito es embellecer el lenguaje, el poeta o escritor usa un lenguaje connotativo: irreal, figurado, lleno de ilusionismo, de fantasía, subjetivo. Pero también puede usar un lenguaje denotativo, el cual es real, nombra las cosas como son, es objetivo, congruente del lirismo.

Igualmente recurre a un conjunto de elementos en que, de una u otra manera, mezcla estos dos lenguajes y, así, construye las figuras literarias, como por ejemplo el epíteto, el pleonasmo, la anáfora, el polisíndeton, la paradoja, la hipérbole, la polipote, la polisemia, la asíndeton, la reticencia, la metáfora, etc.

Estás técnicas funcionan como instrumentos que le otorgan belleza y perfección a la poesía, originando un lenguaje culto y creador.

La poesía ostenta tradicionalmente la distinción de condensar multitud de ideas en pocas palabras. Las composiciones poéticas evocan mucho más de lo que dicen. Despiertan la imaginación.

El lenguaje poético es un envase a presión, en el que la fuerza de un solo vocablo logra que el cerebro se dispare y que todo el poema estalle en el pensamiento.

21 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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