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Compost o abono orgánico

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El compost es la mezcla de residuos orgánicos, tierra y agua que se transforma por fermentación en mantillo o también llamada tierra fértil.

COMPOST O ABONO ORGÁNICO:


El compost es la mezcla de residuos orgánicos, tierra y agua que se transforma por fermentación en mantillo o también llamada tierra fértil.

El compost es casi tan antiguo como la horticultura. En las villas romanas era elaborado en hoyos en los que se mezclaban excrementos humanos y animales con mala hierba, hojas y otros desechos domésticos, a los que de vez en cuando se añadía agua con el fin de ayudar a la putrefacción.

Con el advenimiento de los vertederos públicos y de los sencillos abonos químicos, de fácil uso en jardines y huertas, la elaboración casera del compost casi se convirtió en una práctica extinta, hasta que hace unos años volvió a escena.

Los vertederos a rebosar, las restricciones estatales a la cantidad y el tipo de vertidos, las elevadas tarifas y la creciente inquietud por el medio ambiente han vuelto a poner de moda este tipo de abono.

El comost ha regresado con más fuerza que nunca, dispuesto a conquistar todos los espacios porque permitiría aprovechar hasta la mitad de la basura que se tira: desechos de cocina, restos de hierba cortada y poda del jardín y hasta papeles.

Con esta técnica se pueden crear granjas que enriquezcan el suelo en vez de debilitarlo, y con el compost se puede reponer el suelo erosionado o empobrecido, proteger las plantas jóvenes de las plagas y reducir la dependencia de pesticidas y fertilizantes químicos.

El proceso microbiano en el compost

En líneas generales, la formación del compost es sencilla, si bien los detalles son complejos. En esencia, es el proceso mediante el cual la tierra transforma los residuos orgánicos en sustancias útiles para las plantas. Los microbios que viven en el suelo (mil millones por cada gramo de tierra fértil) tienen un hambre voraz de compuestos orgánicos, en su mayor parte constituidos por átomos de carbono, nitrógeno e hidrógeno.

Las bacterias y los hongos queman el carbono para obtener energía, y se sirven del nitrógeno y de parte del carbono para elaborar sus cuerpos celulares.

La mayoría actúa en presencia del oxígeno, aunque otros son más eficaces en su ausencia. Cuando se quedan sin compuestos, empiezan a comerse unos a otros. Como resultado de este proceso de ingestión mutua, se produce calor, agua, dióxido de carbono y la sustancia llamada humus, un complejo de moléculas orgánicas que atrae y retiene los nutrientes, el agua y el aire que las plantas necesitan para crecer.

MEZCLA ADECUADA
Si el compost tiene la mezcla adecuada, los microbios pueden llegar a devorar gasóleo, hidrocarburos de TNT y uranio. No hay duda de que son microorganismos eficaces, aunque no tendrán desafíos semejantes para elaborar compost en su jardín.

CÓMO SE PREPARA
Lo primero de todo es olvidarse de esos montones revueltos de basura de jardín que crecen sin control y en los que usted acumula un año tras otro las hojas, la hierba cortada, la paja, el heno viejo y la mala hierba. Si además se añaden los desechos de cocina, los malos olores son inevitables, como sabe cualquier persona experta en jardinería. Este problema se resolverá con un buen recipiente para el compost.

El objetivo es que se produzca el asombroso proceso natural antes explicado y que durante milenios ha reciclado la materia orgánica muerta acumulada en el suelo de los bosques.

Para elaborar el compost, es preferible contar con un recipiente, pues mantiene los materiales juntos y permite una mejor ventilación, lo que a su vez aumenta la eficacia de la descomposición. Se debe agujerear o rajar las paredes del recipiente con el fin de que entre el oxígeno que necesitan las bacterias.

Por otra parte, ha de controlarse la humedad. El recipiente no debe tocar el suelo y tiene que colocarse en el lugar adecuado, pues el proceso de elaboración del compost no funcionará bien ni estando expuesto todo el día a pleno sol ni estando a la sombra.

La mezcla podría compararse a un emparedado de muchos pisos: un piso de basura de jardín, otro de tierra y otro de basura doméstica, repitiéndose los pisos en este orden hasta alcanzar una altura de unos 120 ó 150 centímetros. Por último, hay que cubrir la pila con mantillo o materiales similares.

Al cabo de dos años tendrá humus de muy buena calidad y las mejores amigas del jardinero: gran cantidad de lombrices, que trabajarán con empeño para mullir y oxigenar el mantillo de su jardín. La elaboración del compost se puede precipitar dando la vuelta a la pila de vez en cuando o añadiendo productos que aceleran la descomposición, como, por ejemplo, pequeñas cantidades de estiércol.

Con un recipiente bien hecho y con la mezcla idónea de materiales, se puede aumentar la velocidad de la descomposición, de modo que el compost puede estar listo en sólo tres o cuatro meses, en vez de en dos años.

Además el compost debe airearse ya que, con ventilación y humedad adecuadas, transformarán la mezcla en la cubierta de abono que tanto gusta a sus plantas. Cuando se lo extienda sobre el mantillo, será como poner la mesa para que las plantas inicien el banquete. Las plantas luego lo pagarán con una abundante cosecha de belleza para los ojos y con productos que harán las delicias del paladar.

20 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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