Metamorfosis, en zoología, cambios anatómicos notables que ocurren durante el transcurso de la vida de algunos animales
METAMORFOSIS
Metamorfosis, en zoología, cambios anatómicos notables que ocurren durante el transcurso de la vida de algunos animales. Transformación de una cosa en otra.
En la metamorfosis existe una fase libre, o larva, que tras una evolución llega a la fase adulta directamente o atravesando una fase de reposo nutricional (ninfa, pupa o crisálida). El mecanismo desencadenante y regulador de la metamorfosis es del tipo hormonal.
En el caso de la metamorfosis completa, existe una clara diferencia entre los distintos estados por los que pasa el desarrollo de un animal. En la primera fase, un embrión se forma dentro de un huevo. Cuando el huevo eclosiona, el estado animal resultante se llama larva. Durante el siguiente período, la larva se convierte en pupa. Al final del estado de pupa nace el ejemplar adulto. Entre los animales que se desarrollan de esta manera, se incluyen muchos peces, moluscos e insectos. En el caso de la metamorfosis incompleta, los jóvenes se parecen a los adultos y su forma se transforma gradualmente mediante mudas. Un ejemplo son los saltamontes, que pasan por tres estados sin tener un período de pupa.
Crisálida
Período que media entre la etapa larvaria y adulta en la vida de las mariposas y polillas, y durante el cual el insecto experimenta un complicado proceso, a cuyo término se habrá transformado en adulto.
En muchos casos, la crisálida está recubierta por un capullo protector.
Ninfa
Etapa de vida de ciertos insectos, como la langosta común y la libélula. La ninfa es similar al individuo adulto, aunque suele carecer de alas. La ninfa de la libélula apenas posee atisbos de alas, vive en el agua y trepa al tallo de una planta para emprender el vuelo; en ese momento, se desprende de la piel y surge el insecto adulto desarrollado.
Pupa
Etapa por la que atraviesan gran cantidad de insectos en el cual la larva, que tiene aspecto de gusano, se transforma en el individuo adulto. Al comenzar esta etapa de la vida, la larva cesa de alimentarse y entra en estado de inmovilidad, además de, en numerosos casos, encerrarse en un capullo.
Metamorfosis de la mariposa.
Ciertos insectos renuevan por completo su apariencia mediante el proceso de la metamorfosis (literalmente, “cambio de forma”) Los cambios pueden ser espec- taculares. Gusanos se convierten en moscas, orugas en mariposas y larvas acuáticas en libélulas voladoras. Cientos de miles de insectos pasan portal proceso. Para que ocurra semejante transformación, comparable a que un tren se convirtiera en un avión, en el interior de un insecto se tienen que producir drásticas modificaciones. La metamorfosis se suele comportar un cambio en el modo de vida. Por ejemplo, la libélula en estado larvario captura pequeños peces o renacuajos, pero cuando se hace adulta y vuela, cambia a una dieta insectívora. Es como si un hombre pasara sus primeros veinte años nadando en el mar y el resto de su vida volando como un pájaro. Un ejemplo muy explícito y claro de metamorfosis se ve en el mundo animal, es la mariposa.
Maestra de la metamorfosis
La mariposa que observamos posada sobre la flor no ha sido siempre tan grácil y delicada. Ha experimentado transformaciones rápidas y muy pronunciadas. A este proceso de desarrollo se le llama metamorfosis completa. Varios cambios drásticos tienen lugar entre las diferentes etapas de la vida del mismo organismo.
Dependiendo del tipo de mariposa, la vida comienza con un huevo diminuto puesto sobre la hoja de una planta; más tarde, ésta le servirá de alimento a la larva, más conocida por su otro nombre: oruga. Algunos huevos se convierten en orugas en sólo tres días. Otros, puestos en el otoño, no eclosionarán hasta pasado el invierno. Una vez libre de la cobertura que le ha servido de protección, la voraz oruga comienza a devorar la cáscara vacía. Cuando termina, comienza con la planta donde se encuentra. Esta pequeña criatura come vorazmente, pues tiene que almacenar suficiente alimento en previsión de los días de escasez que se le avecinan. Los que estudian las mariposas aseguran que si un bebé humano de unos dos kilogramos y medio de peso creciera al mismo ritmo que las orugas, a las dos semanas pesaría ocho toneladas. Es inevitable que a medida que la oruga satisface su voraz apetito, su cuerpo se expanda y literalmente se le salga de la piel. Por lo general, una oruga típica mudará su piel cuatro o cinco veces antes de entrar en su tercera etapa de desarrollo: el estado de crisálida. Esta fascinante transformación de la oruga comienza cuando la larva totalmente desarrollada se adhiere a una superficie mediante un hilo de seda. Haciendo acrobacias que sorprenderían a la mayoría de los artistas de circo, la oruga se desprende de su piel externa y revela debajo de ésta una cápsula pupal. Todo ese comer frenético se detiene. La crisálida, o pupa, ahora puede dar la impresión de estar inactiva o incluso muerta, pero en su interior se está llevando a cabo una increíble transformación que convertirá aquella larva en una bella mariposa. La acción de las hormonas hace que la mayoría de los órganos de la larva se disuelvan; las sustancias resultantes se reagrupan para formar el insecto adulto dentro de la crisálida. La temperatura cálida, la adecuada duración de la luz solar y la humedad indican a la mariposa ya desarrollada en el interior de la crisálida que es el tiempo de salir. La crisálida se rompe cuando esta belleza alada se esfuerza por salir de ella, esfuerzo que le toma entre noventa segundos y cinco minutos. La mariposa que acaba de salir difícilmente da la impresión de estar en condiciones de emprender su primer vuelo. Su reducida vivienda le ha dejado las alas húmedas y arrugadas. De manera que, aferrada al lugar de donde salió, bombea fluidos corporales por las venas de las alas, que se despliegan y comienzan a endurecerse. Su vida como mariposa puede extenderse desde solo tres días hasta ocho meses o incluso un año.
Comportamiento de las mariposas
Existen entre diez mil y veinte mil especies diferentes de mariposas diurnas que se encuentran en diferentes partes y adornan la superficie de nuestro planeta. Algunas son más rápidas otras son capaces de soportar inviernos de nueve y diez meses de duración con altitudes de tres mil y cuatro mil metros y pueden sobrevivir porque, aparentemente, en el momento de desarrollo de la oruga, la mariposa es capaz de producir su propio “anticongelante”. Después de que la oruga ha efectuado varias mudas, la encuentran ciertos tipos de hormigas. Éstas estimulan una “glándula melífera” que hay en su parte posterior y que secreta un fluido dulce. Las hormigas adoptan a la oruga y la llevan al hormiguero, donde recibe larvas de hormiga como alimento a cambio del zumo dulce que secreta. Con el tiempo, la oruga entra en el estado de crisálida, del que saldrá tres semanas más tarde convertida en una mariposa.
Dentro del mundo de las mariposas podemos hallar una enorme variedad de tamaños, así como de diseños, colores y dibujos de las alas. Sin embargo, en otras ocasiones ocurre justo lo contrario. Algunas especies se parecen tanto entre sí que sólo los expertos pueden identificarlas con exactitud. Varias especies venenosas sirven de protección a las mariposas no venenosas que se les parecen, ya que las aves y otros depredadores cautelosos han aprendido que no deben comérselas. El espécimen de mariposa más pequeño que se conoce en Norteamérica, la Brephidium exilis, tiene apenas un centímetro de envergadura. La más grande es la emperatriz de Alejandra (ornithoptera alexandrae), de las zonas del Pacífico sur, que puede llegar a medir veintiocho centímetros de envergadura.