Los Microbios son seres microscópicos y unicelulares que nacen y se desarrollan en el aire, el agua y en toda clase de organismos
MICROBIOS
Los Microbios son seres microscópicos y unicelulares que nacen y se desarrollan en el aire, el agua y en toda clase de organismos. La microbiología, es la ciencia que los estudia, esta en general analiza y observa seres microscópicos como las bacteria, protozoos, etc.
Las bacterias se encuentran en casi todos los ambientes e intervienen en varios procesos biológicos y casi 200 especies de bacterias son patógenas para el ser humano, es decir, causantes de enfermedades.
¿Los microorganismos son buenos o malos?
Muchos de nosotros instintivamente sentimos asco al tan solo pensar en los microbios. Y es cierto que algunos microorganismos provocan enfermedades y la muerte. Sin embargo, parece que ésta es la excepción más bien que la regla.
En el caso de la leche, billones de microorganismos están presentes en el estómago de la vaca para que ésta pueda digerir el forraje y producir leche. También hay microbios benignos en los intestinos de los seres humanos. Muchas bacteria intestinales pueden sintetizar las principales vitaminas B y las vitaminas E y K. Las vitaminas que se producen de esta manera, satisfacen a grado significativo los requisitos vitamínicos del huésped. Ciertos microorganismos hasta desempeñan el papel de un eficiente departamento de higiene. Si los microorganismos no se ocuparan de la materia muerta y de los desechos, dicha materia se acumularía a tal grado que moriríamos por falta de espacio.
Realmente no es una exageración decir que nuestra existencia se vincula estrechamente con los microbios, es decir de un mundo invisible que se llega a ver solo con la ayuda del microscopio. Este, es un instrumento poderoso que le ha permitido al hombre tener una percepción asombrosa del mundo – y el universo – donde vive.
El contraataque de los microbios
En el siglo XX se han presenciado maravillas en el avance de la medicina. Durante milenios, el ser humano estuvo prácticamente a merced del azote de decenas de microbios mortíferos. Pero en los años treinta, cuando los científicos descubrieron la sulfanilamida, la primera sustancia que podía combatir las bacterias sin dañar gravemente a la persona infectada, los asuntos comenzaron a cambiar.
En los años subsiguientes se elaboraron nuevos fármacos potentes con el fin de combatir las enfermedades infecciosas.
Muchos científicos pensaron que ya no había motivo para preocuparse de las enfermedades bacterianas o para seguirlas investigando. En este siglo también se inventó el microscopio electrónico, un aparato tan potente que permite a los científicos observar los virus, al cual se le atribuye al desarrollo de microbios. Es este instrumento permite estudiar microbios vivos y también aumentan el tamaño unas mil veces. Los microscopios, y otros adelantos técnicos, han permitido conocer y combatir como nunca antes las enfermedades infecciosas. La estela de descubrimientos infundió en la comunidad médica una confianza absoluta. Los microbios causantes de enfermedades infecciosas sucumbían ante las armas de la medicina moderna. Pero seria ridículo pensar que los microbios iban a desaparecer del planeta por el simple hecho de que la ciencia inventase medicamentos y vacunas. Lejos de darse por vencidos, los microbios asesinos conocidos, contraatacaron. Peor aún, afloraron microbios que hasta entonces eran desconocidos en el campo médico. A causa de esto se reanudó la lucha debido a las enfermedades mortales que habían salido de nuevo a la superficie.
Las bacterias
El término bacteria proviene del griego, bakteria: ‘bastón’, y se designa con este nombre a los organismos unicelulares y microscópicos, que carecen de núcleo diferenciado y se reproducen por división celular sencilla.
Las bacterias son muy pequeñas, y varían mucho en cuanto al modo de obtener la energía y el alimento. Viven en el aire, el suelo y el agua, desde el hielo hasta las fuentes termales; también en las grietas hidrotermales de las profundidades de los fondos marinos pueden vivir bacterias metabolizadoras del azufre.
Clasificación
Las bacterias pertenecen al reino Móneras, cuyos miembros son organismos procariotas, su característica principal es que las células carecen de un núcleo con una membrana diferenciada que lo rodee. Se conocen unas 1.600 especies.
Se clasifican:
a) por su forma, en cocos (esféricas), bacilos (forma de bastón), espiroquetas y espirilos (con forma espiral);
b) según la estructura de la pared celular; c) por el comportamiento que presentan frente a la tinción de Gram; d) en función de que necesiten oxígeno para vivir o no (aerobias o anaerobias, respectivamente); e) según sus capacidades metabólicas o fermentadoras;
f) por su posibilidad de formar esporas resistentes cuando las condiciones son adversas,
g) en función de la identificación serológica de los componentes de su superficie.
El material genético de la célula bacteriana está formado por una hebra doble de ADN circular (ver Ácidos nucleicos). Muchas bacterias poseen también pequeñas moléculas de ADN circulares llamados plásmidos, que llevan información genética, pero, la mayoría de las veces, no resultan esenciales en la reproducción. Muchos de estos plásmidos pueden transferirse de una bacteria a otra mediante un mecanismo de intercambio genético denominado conjugación.
Entre las bacterias se encuentran las arquebacterias, un grupo de organismos poco comunes, que incluyen a las bacterias metanogénicas, anaerobias estrictas, que producen metano a partir de dióxido de carbono e hidrógeno; las halobacterias, que necesitan para su crecimiento concentraciones elevadas de sal, y las termoacidófilas, que necesitan azufre y son muy termófilas.
Estos cuatro grandes grupos de bacterias se subdividen además en unas 30 secciones numeradas, alguna de las cuales se dividen a su vez en órdenes, familias y géneros. No todas las bacterias tienen capacidad de movimiento, pero las que lo hacen se desplazan gracias a la presencia de apéndices filamentosos denominados flagelos. Éstos pueden localizarse a lo largo de toda la superficie celular o en uno o ambos extremos, y pueden aparecer aislados o en grupo. Dependiendo de la dirección en que gire el flagelo, la bacteria puede moverse avanzando o agitándose en una dirección concreta. La duración de los movimientos de avance en relación con los de giro, está asociada a receptores presentes en la membrana bacteriana; estas variaciones permiten a la bacteria acercarse a determinadas sustancias, como partículas alimenticias, y alejarse de aquellas condiciones ambientales adversas.
Otros mecanismos por los cuales la bacteria puede intercambiar información genética son la tranducción, en la que se transfiere ADN por virus bacterianos (ver Bacteriófago), y la transformación, en la que el ADN pasa al interior de la célula bacteriana directamente desde el medio.
Las células bacterianas se dividen por fisión; el material genético se duplica y la bacteria se alarga, se estrecha por la mitad y tiene lugar la división completa formándose dos células hijas idénticas a la célula madre. Así, al igual que ocurre en los organismos superiores, una especie de bacteria origina al reproducirse sólo células de la misma especie. Algunas bacterias se dividen cada cierto tiempo (entre 20 y 40 minutos). En condiciones favorables, si se dividen una vez cada 30 minutos, transcurridas 15 horas, una sola célula habrá dado lugar a unos mil millones de descendientes.