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Momias Egipcias

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En cuanto a la muerte, la momificación era uno de los rituales más importantes en el antiguo Egipto

LAS MOMIAS EGIPCIAS

Hablar de Egipto es hacer referencia a la cultura más impresionante y enigmática que ha pasado por la faz de la Tierra.

En un tiempo remoto, en un país en el que tan sólo había desierto y muerte, apareció una cultura que cultivó las artes y las ciencias, una civilización que dio los mejores astrónomos, matemáticos, ingenieros para llevar a cabo obras increíbles con un elemento siempre presente: el culto a sus dioses y a la muerte.

En cuanto a la muerte, la momificación era uno de los rituales más importantes en el antiguo Egipto y se requería de un conocimiento científico muy avanzado. Ni más ni menos, era el pasaporte a la vida eterna.

La fascinación humana por las momias se convirtió en un redituable negocio tanto para los museos del mundo, que las exhiben, como para las revistas y canales que obtienen los derechos sobre sus historias. De esta manera, gran cantidad de público está accediendo a formidables hallazgos que antes quedaban reservados a los especialistas.

Procedimiento egipcio de momificación

Los cuatro pasos

Según Heródoto, viajero y escritor griego del siglo V a.C, los embalsamadores empezaban su trabajo por la cabeza del cuerpo, sacaban el cerebro por los orificios de la nariz con alambres de bronce, y después vertían un líquido resinoso, el cual se solidificaba una vez dentro del cráneo. Posteriormente, los embalsamadores pasaban al cuerpo, abrían la cavidad ventral y extraían todas las vísceras: pulmones, hígado, estómago e intestinos, las cuales serían conservadas en 4 vasos canopos, recipientes que serían depositados junto a la momia. De la protección mágica de las vísceras estaban encargados 4 dioses especiales, los llamados hijos de Horus. Ellos eran: Amset, de apariencia humana; Hapi, el mono; Kebekhsenuef, halcón; y Duamufet, el chacal. Al extraer las vísceras, los embalsamadores ponían especial cuidado en dejar el corazón dentro del cuerpo.

El corazón era el lugar donde residía el pensamiento y el sentimiento, por lo tanto era responsable de la individualidad de cada ser humano.

El siguiente paso era tratar el cuerpo con natrón. Ésta es una sal fuertemente hidroscópica, es decir, extrae el agua de los tejidos del cuerpo, secándolos y conservándolos.

Este tratamiento duraba entre 35 y 40 días, con lo que el tejido humano estaba totalmente desecado y ya no se descomponía. Posteriormente se rellenaba otra vez la caja torácica y la cavidad abdominal, esto para darle al cuerpo un aspecto externo lo más parecido a lo que fuera en vida. Para ello se usaba lino o aserrín, más raramente barro del Nilo o plantas olorosas.

Para envolver el cuerpo momificado, los embalsamadores necesitaban una gran cantidad de paños y vendas de lino. También, para darle más rigidez al cuerpo, a veces se colocaba una tabla que se envolvía con él o bien se introducía una varilla desde la caja torácica a lo largo de la columna vertebral y hasta dentro del cráneo, para mantener la cabeza más fija y unida al tronco.

Sobre todo en el período tardío, los embalsamadores colocaban sobre la momia casi totalmente vendada una gran cantidad de amuletos con función protectora para asegurar la regeneración del difunto después de su muerte. La cabeza de la momia estaba envuelta por una máscara pintada de lino estucado; sólo en el caso de las momias reales se utilizaba una máscara de oro. Finalmente, la momia, preparada a través de tantos medios y esfuerzos, era colocada en uno o varios ataúdes, unos dentro de otras. El entierro del difunto se llevaba a cabo aproximadamente a 70 días de su muerte.

Los egipcios no aplicaron el arte de embalsamar únicamente cuerpos de personas, sino también de animales. Por ejemplo, cuando moría la mascota de una persona, ésta podía ser momificada. También, en algunos animales, los egipcios veían la reencarnación de alguna divinidad, por lo que el creyente tenía la posibilidad de ofrecer a dicha divinidad una estatuilla o bien una momia del animal correspondiente.

Momias fuera de Egipto

Las momias transculturales

Muchos griegos se hallaban establecidos en Egipto antes de que éste fuera invadido por Alejandro el Magno. Al igual que los romanos, los griegos adoptaron la costumbre egipcia de momificación. Ellos fueron muy cuidadosos al envolver a sus muertos con elaborados patrones geométricos. Pero el problema fue que, debajo de tan bonito lino, las momias griegas y romanas estaban usualmente mal embalsamadas. Estas momias se dejaban un período en tierra abierta, y frecuentemente se enterraban muchas generaciones de una misma familia en una sola tumba. Asimismo, en vez de tener máscaras con rasgos idealizados, como las egipcias, estas momias llevan una pintura realista de la cara del muerto.

Se han hallado momias en muchas partes de América: desde el sur de la Argentina y hasta el norte de Alaska. Algunos de los cuerpos más antiguos (primer siglo a.C.), son de la región de Kentucky. Muchas de estas momias han sido halladas en cavernas, como cuerpos de navajos, en Arizona. Cabe mencionar, también, las cabezas momificadas y encogidas de los indios Jíbaros, en el Amazonas.

Las primeras momias de la región andina, en Sudamérica, fueron hechas por pueblos pescadores que vivían a lo largo de las costas de Chile y Perú. Desde 3000 a.C., estos pueblos preservaban a sus muertos secándolos al sol y, a veces, removiendo sus órganos internos. Momias de culturas posteriores han sido halladas en lo que ahora son los países de Colombia, Ecuador, Perú y Chile; desde las altas cumbres de las montañas hasta las áridas tierras bajas. Muchas de estas culturas trataban a sus momias como objetos sagrados. Los incas, quienes imperaron en gran parte de la región andina cuando llegaron los españoles, creían que su rey muerto era un dios. A través de la conservación de la momia, los incas esperaban mantener su alma viva.

Cuerpo momificado de la reina Nefertiti.

La momia más antigua del mundo:

el hombre de hielo:

Hace aproximadamente 5.300 años, un viajero fue sorprendido por una tormenta de nieve en lo alto de los Alpes. Pese a tratar de protegerse, fue atrapado por la nieve y el frío, muriendo finalmente. Su cuerpo fue cubierto por el hielo, y pronto estaba completamente congelado en un glaciar. El tiempo pasó, así como las estaciones del año, los siglos e imperios fueron y vinieron, hasta que una anomalía en el clima descongeló parcialmente y expuso al “hombre de hielo”. Este viajero se ha convertido en la momia mejor preservada y más vieja del mundo, y tanto el cuerpo como los más de 70 objetos que fueron hallados con él, han sido invaluables para conocer más de aquel mundo extinto: sus hábitos, alimentación, vestido e incluso sus enfermedades.

Cerca de 6.000 momias yacen en las catacumbas de una iglesia en Palermo, la capital de la isla de Sicilia. Las primeras momias, de aproximadamente 400 años de antigüedad, fueron monjes que vivieron y trabajaron en la iglesia. Sin embargo, esta costumbre se volvió pronto popular entre doctores, abogados y otros profesionales ricos de Palermo. Los monjes de esta iglesia han embalsamado a sus momias a través de un proceso mantenido en secreto, el cual lleva un año de elaboración. Al igual que los egipcios, los sicilianos no encuentran desagradable el contacto con sus momias; de hecho, lo ven como un vínculo directo entre ellos y sus familiares muertos. No ha habido nadie momificado en los últimos 80 años, sin embargo, los monjes siguen cuidando y dando mantenimiento a las momias y ofreciendo tours a los visitantes.

21 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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