Hay que tener en cuenta que a la mayoría de los jovencitos les cuesta a veces aprender.
NIÑOS CON TRASTORNOS DE APRENDIZAJE
Hay que tener en cuenta que a la mayoría de los jovencitos les cuesta a veces aprender. Pero, normalmente, eso no significa que padezcan un trastorno de aprendizaje. Sólo muestra que en lo que tiene que ver con el aprendizaje, todos tienen sus puntos fuertes y débiles. Algunos poseen una gran capacidad auditiva, captan la información que oyen y otros aprenden mejor leyendo.
No obstante, en las escuelas se agrupa a los alumnos en una clase y se espera que todos aprendan prescindiendo del método didáctico que se utilice. Por eso es inevitable que algunos tengan problemas de aprendizaje.
¿Qué son los trastornos de aprendizaje?
Algunos especialistas hacen una distinción entre simples problemas de aprendizaje y verdaderos trastornos de aprendizaje. Los primeros pueden superarse con paciencia y esfuerzo, mientras que los segundos están más arraigados en la persona.
En el caso del niño, el cerebro parece que percibe, procesa o recuerda las tareas mentales de manera defectuosa, pero esto no significa necesariamente que sea deficiente mental.
Par explicarlo claramente, a las personas que padecen los trastornos de aprendizaje les sucede lo mismo que a aquellas que a tienen amusia sensorial, es decir, que no pueden distinguir los diferentes tonos musicales
La dificultad suele centrarse en un aspecto particular del aprendizaje.
Esto explica por qué muchos niños con tras- tornos de aprendizaje poseen una inteligencia normal o superior a la media; de hecho, algunos son muy brillantes. Es esta paradoja lo que muchas veces alerta a los médicos de un posible trastorno de aprendizaje. El niño que padece un trastorno de aprendizaje presenta dos o más años de atraso con respecto al nivel que le correspondería por su edad y su cociente intelectual. En otras palabras, el problema no consiste simplemente en que al niño le cueste mantenerse al paso de sus compañeros, sino que su rendimiento no está a la altura de su propio potencial.
Cómo brindarla ayuda necesaria
Los efectos emocionales de estos trastornos suelen agravar el problema. Cuando los niños afectados no rinden adecuadamente en la escuela, pueden que los maestros y compañeros, y hasta quizás su propia familia, los consideren unos fracasados. Lamentablemente, muchos de esos niños se forman una imagen negativa de sí mismos que tal vez persista hasta la edad adulta. Este es un motivo legítimo de preocupación pues, por lo general, los trastornos de aprendizaje no desaparecen. Son para toda la vida, y la osbtaculizan. Por consiguiente, es esencial que los niños con trastornos de aprendizaje reciban el apoyo de sus padres para desarrollar un sentido de competencia y autoestima.
Existen tres síntomas claros de THDA
Falta de concentración: El niño no puede aislarse de los detalles sin importancia y centrarse en algo específico, es decir no es capaz de determinar en qué debe concentrarse principalmente.
Comportamiento impulsivo: El niño actúa antes de pensar, no posee la capacidad de discernir y no tiene en cuenta las consecuencias de sus actos. A veces se comporta de manera peligrosa. Corre a la calle, se sube a las barandas, trepa a los árboles. Debido a esto se producen cortes, moretones, rasguños y visitan al médico con más frecuencia.
Hiperactividad: Los niños hiperactivos se mueven continuamente. No son capaces de quedarse sentados y quietos. Aún en la edad adulta se observa en ellos algún tipo de movimiento continuo de piernas, pies, brazos, manos, labios o lengua.
¿Cuál es la causa del THDA?
Con el paso de los años, los problemas de atención se han achacado a muchas cosas, desde la crianza inadecuada hasta la luz fluorescente.
En la actualidad, se cree que este trastorno obedece a ciertas alteraciones en funciones cerebrales, a la composición genética, al consumo de alcohol o drogas durante la gestación; también se descubrió que personas con este problema metabolizan la glucosa más despacio justo en las zonas del cerebro que controlan el movimiento y la atención.
En adolescentes y en adultos
En los últimos años, los médicos han comprobado que no afecta sólo durante la infancia. Es bastante típico que los padres traigan a un niño para que reciba tratamiento, y digan: “A mí me pasaba lo mismo cuando era pequeño”. Luego admiten que sigue siéndoles difícil hacer fila, quedarse sentados sin moverse en una reunión y terminar las tareas que empiezan.
Actualmente se cree que alrededor de la mitad de los niños con THDA arrastran por lo menos algunos de sus síntomas hasta la adolescencia y la vida adulta.
Durante la adolescencia, los que padecen THDA quizás pasen del comportamiento pe- ligroso a la delincuencia. Estos temores no son exagerados.
A un adulto, el THDA le plantea una serie de problemas muy particulares.
El muchacho hiperactivo puede convertirse en un adulto que cambia con frecuencia de empleo, es despedido muchas veces, se pasa el día perdiendo el tiempo y es inquieto, síntomas que están siempre presentes, es decir, afectan casi todo aspecto de la vida de la persona.
Cuando no se entiende la causa de estos síntomas, la relación matrimonial se resiente. Por supuesto, estos rasgos de personalidad son comunes entre muchas personas, al menos hasta cierto grado. Hay que preguntar si la persona siempre ha tenido esos síntomas.
Cómo sobrellevar el problema
Con el paso de los años se han propuesto varios tratamientos para el THDA. Algunos se centran en la dieta, aunque estas soluciones dietéticas muchas veces no surten efecto. Otros tratamientos: Medicación: No sustituye el aprendizaje solo ayuda al niño y a adultos a concentrarse, proporcionándole un fundamento para adquirir nuevas destrezas. En el caso de jóvenes como de adultos, hay que tener cuidado, pues algunos estimulantes que se recetan pueden crear adicción. Modificación del comportamiento: Este trastorno de un niño no exime a los padres de su obligación de disciplinarlo.
Esto significa que hacen falta límites claros y recompensas y castigos apropiados.
Por consiguiente, es importante que los padres aporten un sentido de estructura a la vida. Además debe establecerse un orden estricto para las actividades cotidianas; confeccionar un horario que abarcaría un tiempo para hacer los deberes, estudiar, bañarse, etc. Los médicos, psicólogos, autoridades escolares y maestros tienen la obligación, ante el niño y los padres, de explicar que este problema no da libertad al muchacho para salirse con la suya.Educación cognitiva: Consiste en ayudar a cambiar la opinión de sí mismo y de su trastorno. Las personas con trastorno por déficit de atención se ven feas, tontas y malas aunque sean atractivas, inteligentes y buenas. Por consiguiente, se necesita tener un punto de vista apropiado y saber que sus problemas de concentración son controlables.
Los métodos terapéuticos mencionados también sirven para adultos. Hay que hacer algunos cambios según la edad, pero fundamentalmente la terapia, la medicación cuando es necesaria, la modificación del comportamiento y educación cognitiva siguen siendo válidos a lo largo de toda la vida.
