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Perlas y Mariscos

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Las teorías sobre las perlas son tan antiguas como su recogida. Los antiguos chinos las llamaron “el alma escondida de la ostra”.

EL CULTIVO DE PERLAS

Las teorías sobre las perlas son tan antiguas como su recogida. Los antiguos chinos las llamaron “el alma escondida de la ostra”. Los griegos creían que las perlas se formaban cuando los rayos entraban en el mar. Los romanos se imaginaban que las perlas eran las lágrimas de las ostras.

Se recogía esta preciosa joya del mar, en lugares del Oriente y, en especial, en el golfo Pérsico. La pequeña isla de Bahrein estaba rodeada de bancos de ostras.

Cada mes de mayo empezaba la temporada perlera por el decreto del jeque de esa isla. Por esto se realizaban canciones sobre las perlas.

Los buceadores zarpaban en sus barcos de madera a la búsqueda de las lustrosas joyas encerradas en las ostras.

Luego comenzaron a surgir nuevas preguntas en relación con a las ostras y al desarrollo de las perlas dentro de ésta.

Después empezaron a pensar en la idea de cultivar perlas y hacerlas crecer fuera de su ambiente natural.

Todo ello solo pone de relieve su misterio y rareza. Incluso tan recientemente como en 1947, de treinta y cinco mil ostras recogidas por varios buscadores en una semana, sólo veintiuna contenían el tesoro de la perla y, de éstas, sólo tres eran de suficiente calidad como para ser comercializadas.

Una joya natural del mar

Las perlas naturales son consideradas las joyas del mar. La perla se forma cuando una diminuta partícula entra en la ostra mientras está en el mar. La ostra envuelve esta partícula intrusa con una sustancia llamada nácar. En poco tiempo, el núcleo ya no es reconocible.

Se ha convertido en una joya pulida, una perla. Estas perlas naturales eran las gemas más buscadas hasta que se perfeccionó la técnica de pulimento de piedras preciosas.

Esto se ve claramente durante el apogeo romano; el general Vitelio financió una campaña militar completa con la venta de “sólo uno de los pendientes de su madre”. También Marco Polo escribió sobre su encuentro con el rey de Malabar, quien contaba entre sus atavíos con un “rosario” de 104 perlas y rubíes que valía más que el rescate de la ciudad.

Las perlas de buena calidad eran como el oro, y los buceadores eran los buscadores. Cuando el mundo entró en el siglo XX, la magnífica perla natural siguió siendo popular entre la realeza y la clase rica. Sin embargo, su alto coste la mantuvo alejada de la gente común. Todo ello iba a cambiar con el advenimiento de la perla cultivada.

El sueño de Mikimoto

A finales del siglo XIX, la recogida de perlas naturales casi había agotado los recursos ostríferos de las costas japonesas. Debido a su amor por el mar que rodeaba su casa de Kokichi, Mikimoto empezó a pensar seriamente en las ostras. Le intrigaba su facultad de producir perlas. Pensaba en la manera de cultivar perlas para producir en tal cantidad que cualquier mujer que quisiera un collar de perlas pudiera comprarlo. Así empezó su sueño.

La idea de introducir alguna partícula extraña en la ostra para que se convirtiera en una perla era ya conocida. Se dice que los chinos habían utilizado este método desde el siglo XII o XIII para producir perlas semiesféricas en los mejillones de agua dulce. De modo que, en la década de los ochenta, Mikimoto empezó a experimentar con las ostras. Con la ayuda de los pescadores de la localidad, implantó en mil ostras trozos pequeños de concha. Pero no consiguió lo que pretendía; ni una sola ostra produjo una perla. Superando su propia desilusión y el ridículo de la gente, se armó de valor y consiguió los medios para implantar en otras cinco mil ostras trozos pequeños de coral, concha, vidrio o hueso, y esperó. Entretanto, también insertaron pedacitos de brillantes de madreperla en unas cuantas ostras cerca de su casa.

Las ostras tienen enemigos naturales, y uno de los más mortíferos es el que atacó aquel año. La llamada marea roja fue una plaga de plancton venenoso de color rojo- anaranjado que se multiplicó rápidamente y asfixió a las ostras. Cinco mil ostras implantadas y cuatro años de duro trabajo desaparecieron con la marea, y el sueño de Mikimoto se convirtió en una pesadilla. Después de esto quedaron algunas ostras, y siguieron cuidando y analizando a ese pequeño grupo. Luego se encontraron con una reluciente perla blanca. Era semicircular y estaba pegada en la parte interior de la concha. En 1896 Mikimoto patentó el método que produjo esta perla semiesférica, pero su corazón aún estaba tras su sueño: la perla cultivada perfecta y redonda. Entretanto, otros dos hombres estaban esforzándose por conseguir lo mismo. En 1904, un científico, Tatsuhei Mise, consiguió algunas muestras de perlas redondas que presentó a algunos expertos de Japón. Y en 1907 un biólogo marino, Tokichi Nishikawa, también obtuvo perlas redondas. Lo que unos consiguieron les sirvió a los demás para seguir perfeccionando el método. Hoy las factorías de perlas cultivadas emplean mayormente una combinación de los métodos que estos hombres desarrollaron. Sin embargo, la patente de la perla cultivada perfectamente redonda tenía que corresponder, por fin, a Mikimoto, en el año 1916.

En 1905 Mikimoto volvió a perder sus ostras preparadas debido a la marea roja. Buscando en 850.000 ostras muertas y hediondas en las playas de Ago Bay, este hombre, cansado ya, tropezó con el secreto de las ostras. Encontró cinco perlas redondas, perfectamente formadas, alojadas dentro del cuerpo de la ostra y no adheridas a la concha. Entonces se dio cuenta de que estaba haciendo mal la implantación de la partícula entre la concha y el cuerpo de la ostra. Las que encontró, estaban en el interior de la ‘barriga’ de la ostra y, por lo tanto, podían rodar libremente, lo cual hacía posible que se cubrieran por completo de nácar. Como resultado, se formaron hermosas perlas redondas de gran perfección. Actualmente, la belleza de las perlas no es algo privativo de la realeza y de la clase rica. Muchas mujeres trabajadoras pueden contemplar las perlas perfectamente redondas, que simulan pequeñas lunas contra el oscurecido firmamento del terciopelo de la joyería. Incluso hasta es posible que puedan comprar algunas, todo porque las perlas son cultivadas.

Mariscos

Los mariscos son animales marinos invertebrados, especialmente el crustáceo o molusco comestible. Existen algunos de esta especie que son venosos y por lo tanto no pueden ser consumidos. Los tipos de moluscos que se pueden comer son: almeja busano, camarón, toritos, mejillón, nautilo, y otros.

La mayoría todos los moluscos mezcla el calcio y el dióxido de carbono que extrae de lo que come y del agua circundante, para formar la concha. Si el ser humano quisiera igualar esta hazaña, tendría que comer piedras, procesarlas en su aparato digestivo y expelerlas transformadas en materiales de construcción prefabricados que automáticamente se convirtieran en paredes y techos.

Los mariscos, alimento nutritivo

Es un hecho conocido que el alimento que se toma de los océanos es más rico en ciertos minerales que el alimento que se toma del terreno; y esto es cierto especialmente si el terreno ha sido cultivado por generaciones y sólo ha sido renovado con abonos químicos. Esto no sólo se aplica a los pescados y los mariscos sino también a vegetación marina como las algas, que son un alimento de consumo general en la dieta de muchos pueblos, como los japoneses, y que en países occidentales está disponible en su mayor parte en forma de tabletas.

La carne de esta especie es consistente, blanca, sabrosa y tierna. Se sirve como aperitivo sobre una ensalada de papas cortadas en trocitos con lechuga picada y mayonesa y pequeñas tiras de pimiento colorado, también es muy utilizado como copetín o como entrada en las recepciones. Quizás estos mariscos hayan alcanzado su posición debido a que no todos dominan el arte de la cocina.

No sólo es un alimento muy nutritivo sino que también en el verano algunas familias se deleitan en buscar mariscos por sí mismas, como una distracción. Arrastrándose sobre las rocas durante la marea baja, arrancan a los pequeños moluscos de la superficie áspera. Luego, se apresuran en regresar a sus casas para extraer pacientemente los pequeños cuerpos y condimentarlos con cebolla, limón, perejil.

21 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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