Por efecto del calentamiento global, en los últimos 40 años la temperatura de los océanos y de la Tierra ha aumentado significativamente, provocando que el deshielo de los polos se acelere. Las consecuencias son fatales ya que la función principal de los glaciares es la de regular la circulación oceánica y el clima de todo el planeta e intervenir en el ciclo del carbono y favorecer el desarrollo de la fauna oceánica, además de absorber dióxido de carbono.