El correo cumple la importante función de acarrear y distribuir cartas, paquetes y otros envíos, incluso dinero, mediante giros a cualquier lugar
EL CORREO
La palabra escrita en cartas u otros tipos de impresos continúa siendo un medio importante de comunicación en el mundo de hoy, en el cual la informática, la electrónica, el teléfono y todo lo que implique las comunicaciones vía satélite están a la orden del día. Aún así la tecnología ha optimizado y ampliado el alcance del correo.
Función que realiza
El correo cumple la importante función de acarrear y distribuir cartas, paquetes y otros envíos, incluso dinero, mediante giros a cualquier lugar del mundo que se desee.
Casi siempre se realiza el transporte de esta correspondencia por avión, aunque para localidades cercanas pueden emplearse distintos medios como furgones de la misma empresa o líneas de transporte que son contratadas para tal fin. El primer servicio de este tipo en el mundo tuvo lugar en 1911 entre dos ciudades inglesas situadas a pocas millas de Londres.
Aunque se habían firmado algunos acuerdos internacionales referentes al servicio de correo aéreo, fue en la Conferencia Internacional del Correo Aéreo, celebrada en 1927, en la que todos los países participantes llegaron a un acuerdo para adoptar una tarifa uniforme en este tipo de servicio.
En casi todos los países, es la tecnología avanzada la que permite el procesamiento y clasificación del enorme volumen de correo que se maneja a diario.
EL CAMINO DE UNA CARTA SIMPLE
Las máquinas clasifican los envíos según su tamaño.
Después son selladas y las cintas transportadoras pueden enviar hasta unas treinta mil cartas por hora hacia el centro de codificación. En el centro de codificación, las cartas se marcan con un color fluorescente, de acuerdo con su código postal, y pasan a la máquina distribuidora para su viaje definitivo a destino.
EL SISTEMA TRACK AND TRACE
Este sistema computarizado de rastreo y control de la correspondencia permite ubicar una pieza postal desde el momento en que el cliente la confía al Correo hasta que ésta es entregada al destinatario. Fue creado y patentado en Canadá y en la actualidad pocos países lo utilizan. Algunos de ellos son Argentina, Canadá, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Nueva Zelanda y Suiza.
A las piezas procesadas mediante este sistema se les adhiere una etiqueta autoadhesiva, de determinado color según la categoría del envío, donde está impreso un código de barras que posibilita su lectura con un scanner manual o un lápiz óptico y así saber, al momento, a través de la computadora, en qué lugar del trayecto a destino se encuentra la pieza.
ORIGEN
En América, los incas, que no tenían sistema alguno de escritura, y a pesar de no contar con caballos ni vehículos de ruedas, lograron mantenerse contacto con todos los rincones del Imperio. Una amplia red de caminos empedrados conectaban las diversas regiones y permitía la comunicación a través de mensajeros entrenados llamados chasquis que, actuando en relevos, corrían cientos de kilómetros al día a lo largo de esos caminos.
En otra parte del mundo antiguo, tanto en el Imperio Persa como en China, un servicio regular de mensajeros a caballo cumplía con la función de emisario. En el Imperio Romano, el cursus públicus, que cumplía órdenes del pretorio, era el encargado de transportar los correos del emperador. En la Edad Media, surgió una gran cantidad de correos para cubrir las necesidades de los monasterios y universidades que con el tiempo tuvieron la fuerza del poder de los reyes, hasta que en el siglo XVI una familia noble tuvo el monopolio postal y se introdujeron dos cambios importantes: los correos fueron reemplazados por relevos de corredores que, al cumplir distancias más cortas, eran más rápidos y se implantó el secreto postal para todo el mundo que usase el servicio.
Durante el siglo XVII, Francia, Inglaterra, Suecia, Rusia y otros países copiaron este modelo y se introdujo un sistema de marcas de franqueo para demostrar que el servicio estaba pagado.
HISTORIA DE LAS ESTAMPILLAS
Las estampillas o sellos postales son emitidos por una nación, por la oficina de correos de la misma o por la entidad privada que tiene a su cargo esa tarea.
Durante la Edad Media el destinatario realizaba el pago del porte de las cartas. En el siglo XVII se introdujo en Francia la costumbre de que el expedidor pagase mediante un billete de porte pagado, constituyéndose en el antecedente de la estampilla.
En el siglo XIX empezó a usarse un papel especial para sobres, hasta que en 1840 se introdujo en Gran Bretaña la estampilla adhesiva. La idea del sello adhesivo partió del profesor y funcionario inglés Rowland Hill a partir de unas etiquetas similares, emitidas el siglo anterior en diversos países europeos con el fin de recaudar determinados impuestos o indicar el precio de la prensa diaria.
Gracias a los esfuerzos de Hill, el 1 de mayo de 1840 Gran Bretaña emitió la primera serie oficial de sellos postales adhesivos al precio de un penique, lo que le valió a este sello el nombre de Penique Negro y muestra el retrato de la reina Victoria.
El 8 de mayo de 1840 se puso a la venta un sello azul, con el mismo retrato, al precio de dos peniques. Estos dos sellos se hicieron tan populares que muchas personas los compraban no tanto para su uso postal, sino por su diseño y valor sentimental. Así pues, la afición por coleccionarlos nació en los días posteriores a la emisión de los sellos impresos con la imagen de la reina Victoria. En 1872 se emitió en España el sello de 1/4 de céntimo, que es el de menor valor emitido en todo el mundo.
El coleccionismo y el estudio de los sellos postales y objetos afines, como los sobres sellados que llevan en el matasellos la fecha de emisión del sello, recibe el nombre de filatelia. El coleccionismo de sellos es una de las aficiones más populares en el mundo. La comunicación a distancia ha sido y es una necesidad que durante varios siglos fue cubierta casi en su totalidad por el correo.
