Las personas hablan de discriminación social cuando se trata a un individuo o grupo de un modo desfavorable.
DISCRIMINACIÓN
Si bien discriminar es la acción y efecto de separar o distinguir unas cosas de otras, las personas hablan de discriminación social cuando se trata a un individuo o grupo de un modo desfavorable por prejuicios, ya sea porque pertenece a una categoría social distinta o porque es de otra raza, por la orientación sexual, la religión, el rango socio-económico, la edad o la discapacidad.
Hoy en día existen muchas leyes contra la discriminación en materia de igualdad de oportunidades de empleo, vivienda, bienes y servicios.
Desgraciadamente, en todo el mundo se practica la discriminación contra extranjeros y otras minorías dentro de las fronteras de muchos lugares. Es sabido que la legislación de los distintos países debería ser la herramienta mediante la cual se combata la discriminación; sin embargo, en muchos casos son estas mismas leyes las que, de forma activa o pasiva, alientan las prácticas discriminatorias.
Problemas económicos
La discriminación aumenta en forma notable en períodos de recesión económica, ya que las personas, insatisfechas, desquitan su frustración sobre otros de menores condiciones.
Recién en 1945, mediante la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas (ONU), podemos decir que los esfuerzos internacionales contra la discriminación fueron tenidos en cuenta.
Mediante este documento se pidió fomentar el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los individuos, sin excepción.
En 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos; ésta contiene una amplia afirmación de los mismos, aunque carece de efecto vinculante sobre los Estados miembros.
Posteriormente, la Asamblea General aprobó el Acuerdo sobre Derechos Civiles y Políticos, que entró en vigor en 1976, así como acuerdos específicos sobre prevención y penalización del genocidio y sobre eliminación de cualquier forma de discriminación racial.
La mayoría de los países firmó estos acuerdos, pero Estados Unidos no se encontraba presente. En febrero de 1986 el Senado de este país apoyó la condena de la ONU sobre el genocidio.
ACTITUDES DE ALGUNOS PAÍSES
Como la mayoría de los países no acepta la intervención en sus asuntos internos y además no reconoce la discriminación de sus propios ciudadanos, esto se convierte en un verdadero obstáculo a la protección de los derechos humanos. Por ello se han creado organizaciones como la Comisión Europea de Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que, en cierta forma, logran compensar un poco esta dificultad. Otras como Amnistía Internacional (organización independiente), trabajan contra la discriminación en todo el mundo y para la protección de los derechos humanos.
CAUSAS DE DISCRIMINACIÓN
Son muchas las causas por las cuales hay sociedades que discriminan a sus miembros, entre éstas podemos citar:
– Considerar desiguales a los hijos, según hayan nacido dentro del matrimonio o fuera de él.
– En el trabajo, las mujeres sufren un tratamiento discriminatorio por estar casadas
o embarazadas, por ser extranjeras, fisicamente feas, etc.
– La raza es otra causa de discriminación, en varios países occidentales, en los países árabes, en África y Oriente, a la que se suman serias implicaciones religiosas.
– También el nivel económico sirve como excusa para discriminar a aquellos que están en inferioridad de condiciones.
En conclusión, muchas pueden ser las razones por las que se discrimine a un individuo, y si bien la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos prohíben la discriminación y existen leyes que la consideran como un delito, mientras cada ser humano no entienda que somos todos iguales, este problema seguirá existiendo.
LA DISCRIMINACIÓN EN LA MUJER
A lo largo de la historia de la humanidad la mujer ha sido una de las mayores víctimas de la discriminación.
Aún hoy la situación continúa. ¿Por qué? Porque en muchas culturas se les da más valor a los hijos varones, ya que éstos pueden perpetuar la línea familiar, heredar propiedades, cuidar a sus padres cuando éstos estén viejos, etc. Las niñas, por el contrario, cuando crezcan tendrán que irse a otro lugar para casarse o ser vendidas como prostitutas y, por consiguiente, de poco les sirven a la familia.
En África, millones de niñas son vendidas como esclavas, por unos pocos pesos.
En Asia, cada año centenares de miles de niñas son obligadas a prostituirse.
En los países pobres, las niñas reciben menos comida, cuidados médicos y educación escolar.
Las mujeres realizan las dos terceras partes del trabajo del mundo, pero sólo reciben una décima parte de los ingresos mundiales y sólo un uno por ciento de los bienes del mundo les pertenece.
De los 1.300 millones de habitantes del mundo que viven en extrema pobreza, más del setenta por ciento son mujeres.
Se calcula que 100 millones de muchachas, principalmente de África, han sido víctimas de mutilación genital y la violación es un hecho común que casi nunca se denuncia.
La guerra afecta a hombres y mujeres por igual, pero la mayoría de los refugiados que se ven obligados a huir de sus hogares son mujeres y niños.
En casi todo el mundo la carga de atender a la familia suele recaer más en la madre, quien trabaja muchas horas más y es el único sostén económico de la familia.
El artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice: “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación”.
Para que llegue el día en que esto se respete totalmente, la mayoría de los seres humanos deberán cambiar su forma de pensar y de sentir con respecto a los demás.
