Esta central energética emite 8700 veces más energía hacia la Tierra de la que requerimos para que todo funcione. Un tercio de los rayos solares rebota hacia el espacio gracias a las nubes de la atmósfera, la nieve, el hielo y el agua presentes en la superficie terrestre, además de otras superficies reflectantes. También, una parte del calor que desprende la Tierra desaparece en el espacio.