Se cree que a estos animales no les gusta el agua. Este mito puede derivar de que los ancestros de los gatos vivían en los desiertos y no tenían mucho contacto con la misma y que, por ello, no están acostumbrados, como los humanos y otros animales, a usarla para higienizarse. Sin embargo, los gatos domésticos no tienen por qué escapar del agua. Hay muchos felinos que, una vez que la conocen, les encanta, juegan con ella y disfrutan de darse baños.