En Camerún y en la frontera de Ruanda y la República Democrática del Congo hay tres lagos considerados mortales, Nyos, Monoun y Kivu, ubicados en cráteres que se asientan sobre la tierra volcánica. El magma debajo de la superficie libera dióxido de carbono lo que da, como resultado, una capa profunda y rica justo encima de su lecho. Ese dióxido de carbono puede ser liberado en una explosión, asfixiando a cualquier transeúnte.