Nuestra vitivinicultura se desarrolla en el desierto, por lo tanto, hablar de viñas en Mendoza es hablar, también, de agua. Ésta llega a la vid mediante cauces naturales, muchas veces ayudados por la mano del hombre, a través de obras de riego. El agua se considera un derecho inherente a la tierra y se distribuye a través de cupos de riego que son administrados por el tomero. El agua llega a las viñas de distintas formas y, por gravedad, cubre parcialmente el terreno y se escurre infiltrándose en los surcos. Por presurización, el agua se aplica como si fuera una lluvia o, por goteo, mediante mangueras. Cada método puede combinarse y adaptarse a las necesidades de cada viña.
Asesoramiento: La vitivinicultura hace escuela, Fondo Vitivinícola Mendoza.