A este montículo del desierto de Australia, los habitantes lo llaman Uluru y, según sus leyendas, fue ahí donde se originó el mundo. Su superficie cambia de color según la inclinación de los rayos solares. Es especialmente famosa su imagen al atardecer, cuando se vuelve de un color rojo brillante. A pesar de que la lluvia es poco frecuente en esta zona, la roca adquiere una tonalidad gris plateada, con franjas negras, debido a las algas que crecen en los cursos de agua durante los períodos húmedos. Mide 318 metros y tiene casi 8 kilómetros de diámetro.