Esta palabra proviene de la raíz indoeuropea al (nutrir, crecer), de la cual se derivó la voz latina alere (nutrir, alimentar), que dio lugar a alescere (crecer, aumentar). A partir de esta última, unida al prefijo ad, se formó el verbo adolescere (crecer, desarrollarse), y, por último, del participio presente de este verbo, adolescens, -entis (el que está creciendo), se formaron en el siglo XIII las palabras francesas adolescent y adolescence, que muy pronto llegaron al español como adolescente y adolescencia, respectivamente.