Son aquellas cuyo agente polinizador es el viento. Crecen más frecuentemente en llanuras y planicies. Dependen exclusivamente del clima y, como no necesitan ser visitadas por animales, sus flores son poco vistosas, carecen de néctar y tampoco emanan fragancias. Sin embargo, producen abundante polen, de grano pequeño y poco aglutinado. Por ejemplo, el fruto de la amapola, con forma de pequeña cápsula, contiene en su interior minúsculas semillas que escapan a través del opérculo (una especie de tapa) para reproducir, sin ayuda, a la planta.