Se originó en una palabra muy antigua, anterior a la presencia de los romanos en la península ibérica, que llegó desde sukarra (llamas de fuego, incendio), formada por su (fuego), y karra (llama). Apareció en castellano bajo la forma socarrar y, a lo largo de los siglos, se han derivado diversas variantes dialectales en España como churrascar, del andaluz y leonés berciano, de donde proviene la voz rioplatense churrasco, antes charrusco (pedazo de carne a las brasas).