Vive, principalmente, en las selvas tropicales y los desiertos de África.
El color de su piel lo ayuda a mezclarse con sus hábitats. Los camaleones que cuelgan en los árboles suelen ser verdes. Los que viven en los desiertos, marrones. A menudo, cambian de color para calentarse o enfriarse. También cambian de tono para comunicarse con otros, usando colores brillantes para atraer a compañeros potenciales o advertir a los enemigos.
La capa externa de su piel es transparente. Debajo, hay capas de células especiales llenas de pigmento, la sustancia que le da color a las plantas y animales. Para mostrar un nuevo color, el cerebro envía un mensaje para que estas células se vuelvan más grandes o más pequeñas. Cuando esto sucede, se liberan pigmentos de diferentes células y se mezclan entre sí para crear nuevos tonos de piel. Por ejemplo, el pigmento rojo y azul puede mezclarse para hacer que se vea morado.
Sus ojos se pueden mover en dos direcciones diferentes a la vez, permitiéndole una vista panorámica de su entorno. Existen más de 150 especies. Algunas de ellas, como el camaleón tigre, están en peligro pero, otras, como el camaleón enano Drakensberg, no lo están.