Doce sistemas trabajan separadamente y en conjunto para que nuestro cuerpo funcione y mantenga su salud. Si uno de ellos se daña afectará, negativamente, al resto.
La mínima unidad funcional del ser humano es la célula. Agrupadas, forman los tejidos y éstos, a su vez, componen los órganos. Los diferentes órganos que desarrollan la misma función forman un sistema que trabaja para cumplir una función fisiológica determinada en el ser humano.
Sistemas linfático e inmunológico
El sistema linfático incluye los ganglios, conductos y vasos linfáticos y juega un papel importante en las defensas del cuerpo. Su función es crear y mover la linfa, un fluido que contiene glóbulos blancos y, junto al bazo, ayuda al cuerpo a luchar contra las infecciones. La médula ósea y la glándula timo se encargan de fabricar las células que se encuentran en la linfa. Cuando este sistema no funciona correctamente, el líquido se acumula en los tejidos causando una hinchazón llamada linfedema.
El sistema inmunológico es el encargado de defendernos frente a bacterias, virus y demás microorganismos. Combate y destruye agentes infecciosos invasores para que no causen daño al cuerpo humano. Cuando no funciona correctamente, no distingue las propias células de las ajenas, produciendo las llamadas enfermedades autoinmunes, en las que el organismo se ataca a sí mismo.
Sistemas endocrino y digestivo
El sistema endocrino produce hormonas que son liberadas a la sangre y regulan algunas de las funciones del cuerpo como, por ejemplo, el estado de ánimo, el crecimiento y el metabolismo.
El sistema digestivo está formado por una serie de órganos conectados que permiten descomponer y absorber la comida y deshacerse de los residuos. El hígado y el páncreas juegan un papel importante, ya que producen zumos que ayudan a descomponer los alimentos, la bilis y el zumo pancreático.
Sistemas esquelético y muscular
El sistema muscular está formado por 650 músculos que permiten el movimiento. Existen diferentes tipos de músculos: el esquelético (se une al hueso ayudando al movimiento voluntario), el liso (se encuentra dentro de los órganos y facilita el movimiento de las sustancias) y el cardíaco (se encuentra en el corazón y contribuye al bombeo de la sangre).
Al sistema esquelético lo componen 206 huesos que se conectan por tendones, cartílagos y ligamentos. El esqueleto permite el movimiento, pero también está involucrado en la creación de células sanguíneas y el almacenamiento de calcio. Junto con el sistema nervioso, articular y muscular forma el aparato locomotor.
Sistemas integumentario y urinario
La piel es el órgano del sistema integumentario y el más grande del cuerpo humano. Su función es de protección del mundo externo y es la primera barrera de defensa contra virus, bacterias y otros microorganismos patógenos. También ayuda a regular la temperatura del organismo y a eliminar los residuos a través de la transpiración. Incluye, además, el pelo y las uñas.
El sistema urinario ayuda a eliminar la orina, el producto de desecho que se forma en el cuerpo y que se produce cuando ciertas comidas son descompuestas. Está formado por los riñones, los uréteres, la vejiga, los esfínteres y la uretra. La orina es producida por los riñones. Luego, viaja a través de los uréteres a la vejiga y sale expulsada del cuerpo a través de la uretra.
Sistemas respiratorio y circulatorio
Al sistema circulatorio lo forman los vasos sanguíneos y el corazón, que funciona de motor que impulsa la sangre, rica en oxígeno, a través de las arterias, hacia todas las partes del cuerpo. Son las venas las encargadas del retorno de la sangre, pobre en oxígeno, de vuelta al corazón. Gracias a los capilares, su función es mover la sangre, los nutrientes y el oxígeno para nutrir todas y cada una de las células del organismo.
El sistema respiratorio nos permite tomar oxígeno y expulsar el dióxido de carbono. A través de la respiración transporta el oxígeno a la sangre y toma de ésta el dióxido de carbono del cuerpo. Está formado, principalmente, por la tráquea, el diafragma y los pulmones.
Sistemas nervioso y reproductor
Las conexiones nerviosas permiten procesar, transmitir y obtener información del medio que nos rodea, a través de los órganos de los sentidos, que permiten detectar estímulos. Luego, el sistema nervioso se encarga de analizarlos para elaborar las respuestas apropiadas para el mismo a través de tres funciones básicas: la sensitiva (le permite reaccionar ante estímulos provenientes tanto desde el interior del organismo como desde el exterior), la integradora (la información se analiza, se almacenan algunos aspectos de ésta y toma decisiones respecto de la conducta a seguir) y la motora (le permite responder a los estímulos iniciando contracciones musculares o secreciones glandulares).
El sistema reproductor se encarga de producir las células sexuales femeninas y masculinas (óvulos y espermatozoides).