La respuesta es distinta para cada una de sus partes. En el núcleo solar, la gravedad produce una presión intensa y temperaturas de hasta 15 millones de grados centígrados. Esto genera la fusión nuclear responsable de la energía de la estrella. Posteriormente, esa energía irradia hacia su zona interna, a la que le faltan el calor y la presión para producir fusión y las temperaturas bajan de siete a dos millones de grados centígrados. En la siguiente zona, llamada convectiva, burbujas de plasma llevan calor a la superficie a, aproximadamente, dos millones de grados centígrados. Después, la energía alcanza la superficie solar, o fotosfera, produciendo la luz que es visible desde nuestro planeta y llega a los 5.500 ºC. Por razones aún desconocidas, las temperaturas se vuelven a elevar en la atmosfera del Sol, volviendo a alcanzar los dos millones de grados centígrados en la corona solar.