Fue declarado por Ley Nº 24605 (1996) en memoria de las siete personas que fallecieron como consecuencia del escape de gas cianhídrico en Avellaneda, Buenos Aires, el 27 de septiembre de 1993.
¿Qué es la Conciencia Ambiental?
Conciencia Ambiental implica conocer qué es el ambiente, diferenciar uno sano de uno nocivo, establecer las prácticas adecuadas y las que se deben desestimar para favorecer la buena calidad ambiental desde cualquier lugar de acción, ya sea individual, la escuela, el hogar, los espacios públicos, las fábricas y los servicios.
Hasta hace algunas décadas la humanidad, en general, no había tomado conciencia del daño que le estaba ocasionando al planeta sino hasta que empezó a ser afectada como consecuencia de la sobreexplotación, lo que originó problemáticas ambientales muy graves como sequías, inundaciones, aumento de enfermedades y muertes a causa de la contaminación por las actividades humanas, así como la pérdida de los recursos naturales.
Algunos de los aspectos importantes que deben tomarse en cuenta y fortalecerse para fomentar una conciencia ambiental son:
- El reconocimiento, valoración y uso adecuado de los recursos naturales.
- Generación y aplicación de la educación ambiental, a través de acciones encaminadas al reciclaje y reutilización, iniciándolas desde el hogar y sitios de trabajo.
- Minimizar la compra de productos que realmente no necesitamos, fomentando el consumo ambiental responsable.
Derechos y deberes relacionados con el ambiente mencionados en la Constitución Nacional
La Constitución Nacional hace referencia a esta problemática en el artículo 41, uno de los más significativos sobre el tema:
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos”.
Educación Ambiental
En el Congreso Internacional de Educación y Formación sobre Medio Ambiente desarrollado en Moscú (1987) se sostuvo que “La educación ambiental es un proceso permanente en el cual los individuos y las comunidades adquieren conciencia de su medio y aprenden los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y también la determinación que los capacite para actuar, individual y colectivamente, en la resolución de los problemas ambientales presentes y futuros”.
Una de las principales características de la educación ambiental es que es un proceso que incluye un esfuerzo planificado para comunicar información basada en los más recientes y válidos datos científicos y está diseñada para apoyar el desarrollo de actitudes, opiniones y creencias y la adopción sostenida de conductas para guiar, tanto a los individuos como a grupos, para que éstos vivan sus vidas, hagan crecer sus cultivos, fabriquen sus productos, compren sus bienes materiales, se desarrollen tecnológicamente y demás actividades.
En otras palabras, la educación ambiental es educación sobre el desarrollo sostenible, sobre cómo continuarlo, al mismo tiempo que se protegen, preservan y conservan los sistemas de soporte vital del planeta.
Por una “cultura ambiental”
La “cultura ambiental” debe basarse en la concientización de que el ambiente se sustenta en tres principios básicos:
- Justicia. Implica crear condiciones para acceder a ambientes justos para todos.
- Libertad. Para elegir y construir un ambiente digno.
- Solidaridad. Sin ella y una clara aceptación de la pluralidad de identidades personales, no hay justicia ni libertad.
Cinco tips para cuidar tu ambiente
- Usá el transporte público. Los especialistas sostienen que la mitad de dióxido de carbono que se encuentra en el aire proviene de los autos. También podés trasladarte en bici o caminando.
- Plantá árboles en tu jardín y en tu barrio. Las plantas ayudan a reducir la cantidad de dióxido de carbono que se encuentra en el aire, ya que lo utilizan para realizar sus procesos básicos.
- Reciclá y reutilizá. Esta es una de las maneras más sencillas para evitar mayor contaminación. Generar un nuevo uso de algo en desuso o utilizarlo como materia prima para un nuevo producto disminuye la cantidad de residuos que producimos.
- Intentá consumir productos ecológicos. Esto no solo garantiza que te alimentarás sanamente sino, también, que no se haya contaminado al medio ambiente durante su proceso de producción.
- Implementá el riego por goteo en tu jardín. Este sistema suministra el agua directamente a las plantas, con un mínimo de consumo.
Cómo preparar compost
El compost o compostaje es un proceso mediante el cual se transforma los residuos orgánicos en abono. Tiene grandes beneficios para el suelo y ayuda a mejorar la producción de plantas, frutas y verduras y genera un buen impacto en el medio ambiente al reducir los residuos en un 50 por ciento.
En primer lugar, hay realizar la correcta separación de residuos en secos (papeles y cartones) y húmedos (frutas y verduras). Los desechos aptos para el compostaje son frutas y verduras, restos de comida y del jardín, papel y cartón. No se pueden utilizar restos de comidas elaboradas, condimentadas o cocidas, lácteos, carnes y grasas, papeles con tintura, pañuelos, papeles higiénicos y plantas con tratamientos químicos.
Para comenzar con este proceso de compost hay que tener en cuenta que se utilizan sistemas abiertos y cerrados. Lo más común es utilizar un contenedor o tacho, que deberá tener unos pequeños orificios en la tapa. Es importante que la compostera tenga espacio para revolver los materiales que incorporaremos y el regado. Si la compostera está apoyada en el piso, debemos realizar una capa de material grueso, como hojas o ramas secas, para evitar los malos olores.
Luego, se debe colocar dos partes de residuos secos por uno de húmedos. En caso de hacer una parte de secos por una de húmedos, se deberá estar más atento a la compostera, revolviéndola más seguido. Después, ir colocando estos residuos por capas y tras cinco o seis meses, en invierno, y tres meses en verano, el abono estará listo. Es recomendable que la compostera esté húmeda al 60 por ciento, es decir, que si uno aprieta un puñado con sus manos, debería asomarse alguna gota de líquido. Es necesario ir revolviendo regularmente y, de ser posible, sumarle lombrices.